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Las economías europeas no se recuperaran durante los dos próximos años

La economía europea no podrá recuperarse de una forma apreciable en los dos próximos años, en gran parte como consecuencia de la ralentización de la economía norteamericana desde finales del pasado año y por miedo de los Gobiernos europeos a la experiencia inflacionista de la década de los setenta, según declaró ayer en la universidad internacional Menéndez Pelayo de Santander el catedrático de Teoría Económica y director del Servicio de Estudios del Banco de España, Luis Ángel Rojo.

En la última de sus conferencias dentro del seminario sobre problemas y tendencias actuales de la economía europea, Luis Ángel Rojo estimó que la falta de flexibilidad de las economías de los países, europeos es la causa fundamental de que éstas apenas hayan experimentado crecimientos importantes desde el año 1973, al contrario que la norteamericana, que ha llegado a registrar crecimientos de su Producto Nacional Bruto de hasta un 7% y 8%.Según Rojo, Europa no ha terminado aún el proceso de ajuste necesario tras la crisis de los años setenta y, con el proceso aún inconcluso, puede verse obligada a reforzar su política restrictiva en el terreno monetario y fiscal por algún tiempo adicional. Solo dos países, Gran Bretaña y la República Federal de Alemania, han conseguido resultados importantes en sus procesos de ajuste y se encuentran ahora sometidos a fuertes presiones norteamericanas para, mediante políticas de estímulo, convertirse en locomotoras de la economía internacional en un momento en que Estados Unidos ralentiza su actividad.

El intento norteamericano de resucitar la teoría de las economías locomotoras puede encontrar, sin embargo, muchas resistencias en estos dos países, que se encuentran escarmentados de la experiencia de los años 78 y 79, cuando políticas de mayor estímulo se tradujeron en una inflacción superior, con pobres resultados en la creación de empleo.

Según Rojo, sólo un debilitamiento extremo de la economía norteamericana podría forzar a estos dos países, y a Japón, que se encuentra en una situación similar, a aceptar las tesis norte americanas. Por otro lado, un aumento de la actividad económica en Europa beneficiaría casi exclusivamente, a Estados Unidos, ayudándole a resolver su grave problema de déficit exterior, sin que la mayor actividad redunde en un crecimiento del nivel de empleo en Europa, a causa de las citadas rigideces estructurales de sus economías y la falta de flexibilidad de sus mercados de trabajo.

Refiriéndose a España, Luis Ángel Rojo estimó que la flexibilidad del mercado del trabajo ha sido "insuficiente" y que los costes de despido continúan siendo muy altos. Para Rojo "el problema no es que exista despido libre o no; el problema es que los costes de los despidos son tan altos que impiden una acumulación suficiente de capital y por tanto de inversión productiva".

El problema español

El problema de la economía española, como el de la mayor parte de las europeas, es que el ajuste económico y la recuperación de la tasa de intercambio se ha hecho a base de reducir plantilla y no por reducción de los costes reales salariales al nivel de la tasa de intercambio. Otro factor, adicional que ha impedido la recuperación ha sido, en opinión de Rojo, el recurso a los contratos temporales de trabajo. En Europa, el intento de paliar las dificultades de los despidos mediante la contratación temporal ha hecho que la creación neta de empleo fijo haya sido inferior a la de Estados Unidos, donde el recurso a los controles temporales ha sido apenas perceptible.

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