Nada perturba la siesta del apacible verano
El rompecabezas económico comienza a desvelar algunos de sus misterios, al conocerse una serie de datos parciales que, si bien aún no muestran el cuadro completo, sí permiten suponer que los resultados finales se parecerán bastante a algunas de las previsiones planteadas por la Administración. Por una parte, la inversión parece encaminada a crecer hasta un 4% y el paro registrado muestra cierta tendencia a la disminución. Aun siendo cifras coyunturales, indican que los ajustes realizados están surtiendo algún efecto. Al tiempo, si la decisión de reducir el déficit público se concreta en algún tipo de acción efectiva y se cumplen las previsiones sobre control del índice de precios al consumo -que para el mes de julio puede quedar un punto por debajo de las cifras registradas el año pasado en esa misma fecha-, hay motivos más que suficientes para esperar que el presente año va a ser, cuando menos, discreto.Y sin embargo los mercados de valores continúan enfrascados en su apacible veraneo, no sólo no dando muestras de alguna capacidad de reacción, sino negándose repetidamente a que cualquier acontecimiento perturbe su siesta. Al tiempo que se especula con algunas cifras sobre el crecimiento del índice de precios al consumo para el mes anterior, la contratación de acciones está a punto de conseguir un nuevo mínimo anual, registrando, por segunda vez en este año, una cifra por debajo de los 600 millones de pesetas.
El problema es el mismo que se ha padecido durante todo este mes: la inactividad, fruto de la ausencia de expectativas favorables, es un hueco que los datos antes expuestos no parecen poder llenar. Una vez más hay que hablar de los precios como único motivo capaz de hacer acudir el dinero a los corros, al menos por el momento.
En la sesión de ayer se volvieron a registrar bajas generalizadas, aunque se pudo observar un proceso de selección en casi todos los sectores del mercado. Es difícil admitir el hecho de que unajornada que tiene una pérdida mayor que la anterior logre hacer coincidir las opiniones, y que se pueda hablar de un ambiente más entonado. Evidentemente, el secreto está en las escasas diferencias entre unas sesiones y otras, a veces determinadas por un solo valor, con un volumen de contratación bajo, pero fácil de manejar, y con cierta incidencia en la elaboración del índice general. El caso es que esta última sesión mostró cierta predisposición compradora, que en muchos casos no llegó a materializarse debido a la ausencia de papel, otro de los males típicos y habituales del verano que estamos terminando.
En el capítulo de los dividendos, hay que hacer referencia al que, a cuenta del presente ejercicio, abonó Bendibérica a sus accionistas, por un importe de 32,80. La cotización bajó siete enteros, por lo que se descontaron los 6,56 que representaba el dividendo y la pequeña cifra restante.
En cuanto a los pagarés del Tesoro, nuevamente disminuyó su contratación, que quiedó en algo menos de 300 millones, manteniendo al tiempo los tipos de interés la tendencia a la baja.
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