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Reportaje:

Escaso control del uso recreativo de los embalses madrileños

El derribo de trozos de vallas que cercan algunos pantanos de Madrid refleja el escaso control oficial del aprovechamiento deportivo de estas aguas. El progresivo aumento del uso recreativo de los embalses lleva, en algunos casos, al deterioro de los mismos, entre los que se cuentan aquellos de los que se sirve Madrid para su consumo de agua potable. La invasión de los pantanos por practicantes de la tabla de vela es un ejemplo de una situación necesitada de actuaciones de promoción y control de los usos recreativos y deportivos de las márgenes de ríos y embalses.

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Límites de la legislación

El embalse de Valmayor, entre Colmenarejo y Valdemorillo, a unos 50 kilómetros de la capital, es uno de los que abastecen a Madrid. En él está prohibido la pesca y la caza, los baños y la natación, la navegación a vela y la navegación a motor, según la clasificación del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo de acuerdo con la orden ministerial de 28 de junio de 1968. Sin embargo, la realidad es muy distinta. De entrada, y junto al portón de acceso a la urbanización El Paraíso, crecida junto al embalse de Valmayor, un cartel del Canal de Isabel II presenta la primera incongruencia al indicar cuál es el paso de pescadores al embalse y advertir como única prohibición en sus aguas, la navegación a motor.

En el embalse de Valmayor, el personal pesca la carpa a placer y navega a toda vela, con inclusión de la modalidad de windsurfin, deporte que acarrea necesariamente obligados baños a quien lo practica.

Además de éste, en un radio de unos 50 kilómetros desde la capital, al Norte y al Oeste, se encuentran otros dos embalses al alcance de la mano de los madrileños: Santillana y El Vellón. En el de Santillana, en el término de Manzanares el Real, se permite la pesca y la caza, así como la navegación a vela. Aquí, en cambio, los letreros de "prohibido el paso" se reparten a lo largo de la verja de alambre sin mayo res explicaciones, con lo que queda a expensas del conocimiento del paisano si puede o no pescar o cazar un pato.

El pantano de Santillana se respeta, no entran en él bañistas o lanchistas motorizados porque es un pantano que está bastante vigilado. "El único o el que más, porque hay en él una reserva acuática que depende de Icona", apunta Sabino Santos Robles, experto en explotaciones deportivas acuáticas.

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Sabino Santos, presidente del Club Náutico Guadalix, instalado en el pantano de El Vellón, entre los municipios de Venturada y Guadalix de la Sierra, con templa a diario "el incumplimiento de las normas".

Destrucción de vallas

En el pantano de El Vellón, "hace dos años tiraron unos tro zos de valla, y desde entonces ahí están, cada vez más, los que practican con la tabla de vela, que está prohibida", dice Sabino Santos. "Parece que las autoridades tienen un problema: no pueden autorizar ese tipo de de porte, ni el baño, en pantanos como éste, que abastecen a Madrid, porque depurar las aguas costaría cuatro veces más, pero se ven obligados a hacer la vista gorda porque no se atreven a ordenar legalmente todo este tema pues hasta hay embalses en los que está prohibido todo tipo de actividades deportivas y, de hecho, funcionan clubes náuticos privados".

Hay una zona en el embalse de El Vellón que es un cementerio de botes de bebidas refrescantes, junto a la forzada entrada al área donde se practica el windsurfin. Camionetas de alquiler de tablas y venta de bebidas proporcionan todo el utillaje necesario al que no lo lleva.

De Este a Oeste, de Norte a Sur, la región madrileña está salpicada de numerosos embalses. La idea del disfrute conjunto del mar y la montaña es un mensaje frecuentemente ofrecido por numerosas urbanizaciones que pueblan gran parte de la sierra de Madrid.

Miles de ciudadanos pasan los fines de semana y el veraneo en numerosos pueblos serranos que en esas fechas doblan o mulplican hasta por diez o doce su población habitual, atraídos por las ventajas de esa conjunción de monte y agua. La avalancha a la sierra se ha concentrado en los últimos años en zonas próximas a los embalses.

El auge de las prácticas deportivas acuáticas en los embalses madrileños se nota especialmente en el de San Juan, al suroeste de la región, donde no hay prohibiciones expresas.

Plan Integral del Agua

En el contexto de la política de aguas, el deterioro de los embalses por actividades deportivas no es lo que más preocupa al Gobiemo regional de Madrid, sino el que producen en ellos los vertidos de aguas residuales, según indica Alfonso Andrés, jefe del servicio de Modelos yTecnología, de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Comunidad madrileña.

"Es mucho más grave que poblaciones como San Lorenzo de El Escorial o La Pinilla carezcan de depuradora de aguas, que el daño que puedan causar unos bañistas en un embalse", señala Alfonso Andrés.

"Es cierto", añadió, "que la normativa en vigor respecto al uso recreativo de los embalses no se cumple en algunos casos, quizá porque ha quedado parcialmente obsoleta". Según Andrés, la vigilancia de los embalses corresponde a los servicios de guardería de los organismos con responsabilidad directa en los mismos.

Por último, el jefe de servicio de Modelos y Tecnología, Alfonso Andrés, asegura que el Plan Integral del Agua de Madrid, "actualmente en curso de discusión política y técnica, prevé una línea de actuación sobre la recuperación de los márgenes de ríos y pantanos, con una inversión que se aproxima a los 1.800 millones de pesetas".

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