Pasado y proyectos de una actriz

Conchita Montes se sienta muy erguida sobre el taburete en su camerino del teatro Martín. Está a punto de transformarse en la protagonista de La estanquera de Vallecas, un eslabón más de la larga cadena de personajes, de escenarios, de años que la unen al teatro. Como traductora y adaptadora de obras teatrales, Conchita Montes se aproximó -sin alejarse- desde una perspectiva distinta al mundo entre bambalinas. "Yo soy una intelectual", dice ella ahora. "Yo fui muy amiga de Ortega y Gasset, de Eugenio d'Ors, de Edgar Neville, pero el tiempo que dediqué al teatro me alejó de esa vida. Ahora ellos ya no están y yo me he desligado de todo aquello. No sabría ahora cómo retomar aquellos intereses. La vida de actriz te exige mucho tiempo y dedicación".Sin embargo, Conchita Mon tes no se refugia en la nostalgia por el pasado. "Vivo el presente porque es lo que hay que vivir. Aunque quizá me sucede como a 'los toreros, que llegan al dominio de su arte cuando ya son muy viejos para torear. Pero no, a mí no me pasa eso".

Actualmente, está terminando de grabar una serie para la televisión, Tristeza de amor, la primera en la que interviene. Se alegra al recordar su época de presentadora de películas en televisión, donde -dice- dejaba ver entre líneas una crítica a los aleccionadores filmes que se emitían. Se ha alejado del cine simplemente porque no le ofrecen papeles. Según Conchita Montes, "el teatro ha cambiado mucho en todos estos años y por eso ahora se habla de crisis. La gente va menos a las salas. Se ha experimentado mucho en el teatro y quizá esto haya convertido al teatro en un espectáculo para elites y han alejado a la burguesía, que es la que tiene el dinero para ir. Es la verdad. La burguesía, las señoras en las funciones de tarde, son las que llenaban los teatros y ahora difícilmente acuden".