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Estupefacción en Bonn ante el mayor caso de espionaje en la historia de la RFA

Los servicios secretos de la República Federal de Alemania (RFA) se esfuerzan por reducir los daños causados por la huida a la República Democrática Alemana (RDA) de uno de sus jefes de contraespionaje, Hans Joachim Tiedge, de 48 años. Bonn trata de establecer contacto con su funcionario huido al Este y ya se discute sobre "las cabezas que deberán rodar" por haber dejado en un puesto de tanta importancia a un hombre enfermo de diabetes, alcohólico, depresivo y lleno de deudas. La trascendencia de esta fuga viene dada por el hecho de que Tiedge tuvo acceso a "casi todos los niveles de documentos secretos, está enterado de todo y tuvo en sus manos todos los hilos con los que se detectaba a los espías del Este en la RFA" según fuentes de los servicios secretos.

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Los periódicos de toda la RFA son un clamor ante el escandaloso caso del jefe del contraespionaje que se pasó al Este. Nadie se explica cómo una persona de las característica de Tiedge pudo haber sido mantenido en su puesto de jefe de grupo, encargado del contraespionaje en la Oficina Federal de Protección de la Constitución, donde sólo dos personas ocupaban un puesto por encima del huido, el jefe de departamento el presidente de la oficina.

Los expertos tratan ahora de calibrar los daños causados por la huida a la RDA de Tiedge y han llegado a la conclusión de que el caso es todavía más grave que el del espía Günter Guillaume, que provocó en 1974 la caída del entonces canciller socialdemócrata, Willy Brandt, de quien era secretario. El caso Guillaume era de alto espionaje político, pero el actual afecta al sector operativo de los Servicios de Inteligencia de la RFA. Un periódico de Bonn, con buenas fuentes en los servicios secretos, asegura que Tiedge huyó con una lista de 160 agentes de la RFA que operan en la otra Alemania. Por este motivo parece que ya el martes pasado, tras la desaparición de Tiedge, los servicios de espionaje de la RFA dieron a sus agentes la orden de "sálvese quien pueda".

El ministro federal del Interior, el socialcristiano bávaro, Friedrich Zimmermann, un notorio derechista, tuvo que interrumpir precipitadamente sus vacaciones en el Mediterráneo donde practicaba la vela para regresar inmediatamente a Bonn en un avión especial la noche del viernes. Un portavoz del Ministerio del Interior aseguró ayer que el ministro no estaba informado de las circunstancias personales que rodeaban a Tiedge. Zimmermann tras su llegada a Bonn se puso al frente de una comisión de crisis encargada de estudiar el caso. El Gobierno de la RFA trata de conseguir una entrevista con el funcionario huido, porque considera que probablemente tomó su decisión influido por un posible trastorno mental.

Un periódico afín al Gobierno actual de centroderecha, el sensacionalista Bild, publicó ayer que el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, pidió al canciller democristiano Helmut Kohl el cese del ministro del Interior, Zimmermann. La información de Bild fue desmentida ayer mismo por un portavoz de Asuntos Exteriores. En el mismo Bild el diputado de la oposición socialdemócrata Alfred Einmerlich, miembro de la Comisión Parlamentaria de Control, califica el caso de "error que no tiene disculpa" y lanza la acusación de que no sólo el antiguo jefe de Tiedge en la oficina, Eribert Hellenbroich, de 48 años, conocía la vida del huido al Este, sino también el encargado de coordinar los servicios secretos en la cancillería federal, Waldemar Schreckenberger. Este catedrático de Universidad, un amigo personal del canciller Kohl, con fama de sabio distraído, fue retirado de su cargo hace meses por el caos reinante en su departamento, que en Bonn había recibido el mote de triángulo de las Bermudas, porque allí desaparecían, sin dejar huella, los papeles que llegaban.

Los expertos trabajan con dos hipótesis sobre la huida de Tiedge al Este. Una considera que Tiedge era un clásico topo, que desde hace años trabajaba para la RDA y por eso desde 1979, cuando pasó a ocupar el cargo de jefe de grupo en la oficina no volvió a descubrirse ningún caso espectácular de espionaje. La otra hipótesis parte de la base de que la decisión de huir, tomada por Tiedge, fue algo repentino, "se le cruzaron los cables", y se pasó al Este en estado de embriaguez. Esta segunda hipótesis, menos dañosa, se apoya en el hecho de que Tiedge viviese completamente endeudado, esto no corresponde con el estilo habitual de trabajo de los espías del Este.

Daños irreparables

El daño causado por el caso se considera casi irreparable y en los servicios secretos de la RFA ha comenzado un ajuste interno de cuentas. Casi todos los tiros se dirigen de momento contra el hoy presidente del Servicio Federal de Información (BND), Heribert Hellenbroich, encargado del espionaje en el extranjero, que hasta el pasado 1 de agosto estuvo al frente de la Oficina Federal de Protección de la Constitución, donde siempre ayudó a Tiedge a conservar su puesto, a pesar de las denuncias y quejas presentadas.

Hellenbroich ha declarado a la prensa dominical de la RFA que no piensa dimitir de su cargo actual al frente del BND, porque "no tengo nada que reprocharme". Amparados en el anonimato, funcionarios de la oficina han declarado al Bild que allí reinaban los ascensos "basados en el sexo y tejemanejes" y mencionan el caso de una jefa de sección ascendida por mantener relaciones sexuales con uno de sus jefes y buenos contactos con el anterior jefe de la oficina, Helleribroich.

A las críticas contra los servicios de contraespionaje se ha sumado también el exjefe Richard Meier, que mandó en la oficina de 1975 a 1983. Richard Meier dice que el actual jefe, Ludwig-Holger Pfahls "no tiene ni idea de lo que son los servicios de inteligencia y no se puede poner como médico jefe como encargado de la cirugía de un hospital a una persona que nunca operó personalmente".

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