Cesterito gustó a los turistas
Cuando la corrida llegaba a su final, con un negativo balance de toros sin clase y diestros sin cualidades toreras, Cesterito supo aprovechar la embestida del sexto toro, para construir una faena que quitó de los ojos de los turistas los velos del aburrimiento. Una faena iniciada con la espectacularidad del toreo de rodillas y que careció después de temple y de mando, pero que al ser lo que más se acercó a la idea que del toreo deben tener los de afuera, hizo saltar en el tendido a yanquis, indios y japoneses.El resto de la corrida fue un espectáculo más de los que la empresa nos ofrece en agosto. Toros de saldo, comprados probablemente a precios de rebajas veraniegas y toreros que se visten de luces de pascuas a ramos. Corrida, pues, falta de arte y con la, emoción que da el toro difícil y con problemas.
Plaza de las Ventas
11 de agosto.Toros de El Sierro, sin casta. Primero sobrero de Sánchez Cobaleda, inválido. Bormujano: silencio en ambos. Raúl Sánchez: palmas; dos avisos y silencio. Cesterito: silencio; puerta.
Bormujano toreó por alto al inválido sobrero, pese a lo cual el toro se cayó durante toda la faena. En el cuarto, estuvo porfión y tesonero, en el centro del ruedo, para sacar los pases con cuentagotas.
Raúl Sánchez dio algunos pases, muy tranquilo, a un toro tardo y descastado, que no tomaba la muleta. A su segundo, falto de castigo y huido, le dio mantazos por todos los terrenos y estuvo a punto de que lo enviaran al corral. Se salvó del tercer aviso por escasos segundos.
En el trabajo de las cuadrillas destacaron en la brega ese excelente peón que es Martín Recio y Curro Álvarez. Puso dos extraordinarios puyazos el picador Raimundo Rodríguez, que fue ovacionado por los de casa y los de afuera.
Babelia
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