Plácido Domingo seduce al público del Madison Square Garden de Nueva York en 'La antología de la zarzuela'
Los tres siglos de tradición escénica española que recoge La antología de la zarzuela de José Tamayo, combinados con la majestad vocal del tenor Plácido Domingo, inauguraron el miércoles su gira norteamericana en el Madison Square Garden de Nueva York, cuyo público fue seducido por el tenor español. Cuando los sonidos de las castañuelas y el redoblar de las panderetas se habían esfumado de los vastos confines de la arena deportiva, la recompensa para Domingo y los 120 integrantes de la compañía fue el ensordecedor aplauso de los 12.135 asistentes a la presentación.
Los olés y los bravos de la concurrencia relegaron a un segundo plano las irritantes circunstancias que en algún momento entorpecieron la actuación. Los gigantescos altavoces que necesariamente se utilizaron para amplificar la voz de los intérpretes dejaron oír en algún momento un estruendoso chirrido, y el sonido desapareció totalmente cuando un técnico desprendió uno de los cables al golpear sin querer el sistema con su cabeza.Las inconveniencias originadas por el sistema de sonido y por el improvisado escenario montado en el foro que normalmente alberga concietos de rock o espectáculos deportivos sólo sirvieron para realzar, en cierto modo, lo que The New York Times calificó como "una lucha a muerte entre la zarzuela y el Madison", en la que el ganador fue el público asistente, en su mayoría de origen hispano. Al acto acudieron celebridades como la cantante de música tropical Celia Cruz y la puertorriqueña Deborali Carty-Dey, miss Universo 1985.
"Esto ha sido un espectáculo maravilloso, he aplaudido hasta con los pies", dijo Celia Cruz mientras ella y el resto de la concurrencia obligaban a Tamayo, Domingo y el resto del elenco a permanecer en escena más de cinco minutos para recibir la merecida aclamación a su labor de casi tres horas.
El Garden estaba prácticamente abarrotado. Los únicos asientos del aforo -20.000- que no se vendieron fueron aquellos situados inmediatamente detrás del escenario y localidades con pobre visión. Pero no había una sola silla vacante en las plazas más caras, 55 dólares (unas 10.000. pesetas). La multitud se aglomeraba en las escalinatas para llegar a la arena, después de desafiar el engorroso viaje en medio del impresionante tráfico de la hora punta neoyorquina para asistir a la función, que empezó 15 minutos después de lo previsto. La presencia de Plácido Domingo era un atractivo de taquilla suficiente para llenar el Garden. El aplauso fue ensordecedor cuando el tenor apareció en escena para interpretar El último romántico. Pero que la zarzuela constituía también un motivo de interés para los asistentes quedó demostrado cuando después obligaron al ballet a repetir su Rendición, de La boda de Luis Alonso.
24 horas antes
Los dos números disolvieron, de alguna manera, la tensión que inicialmente se advertía entre el público ante la incertidumbre de lo que podía esperarse de la presentación del género lírico en ese lugar."La fluidez fue mucho más bella en la segunda parte de la velada", dijo Robert Epstein, que dirige con John D. Mitchell el Institute For Dance Studies And Theater Arts, de Nueva York. "Yo no le prestaría mucha atención a los problemas del sonido o del escenario", dijo Epstein, mientras esperaba a Tamayo en uno de los pasillos inmediatos a los camerinos para saludarle. "No me cabe duda alguna de que es más bien una cuestión de ajuste, de poner las cosas en su debido lugar, porque hay que tener en cuenta las complicaciones logísticas del espectáculo".
La compañía había llegado a Nueva York 24 horas antes de la presentación, programada a 48 horas de una actuación en Francia. Su viaje entre Madrid y Nueva York fue interrumpido en Málaga por problemas de la compañía aérea; regresaron a la capital española desde donde reanudaron posteriormente su viaje a Estados Unidos.
10 actuaciones
Tras su segunda actuación en Nueva York, anoche, La antología viaja a otras ocho ciudades estadounidenses y dos de Canadá. La gira incluye Miami (Florida), Houston (Texas), Oakland (California), Las Vegas (Nevada), San Luis (Misouri), Chicago (Illinois), Atlanta (Georgia) y Washington, la capital federal, ademas de las ciudades canadienses de Montreal y Toronto.Al igual que Nueva York, la mayoría de esas ciudades cuenta con núcleos numerosos de población hispana. Lo que no supone, necesariamente, que entre el público se encuentren únicamente personas de ese origen. "No, no entendemos una sola palabra de español, pero estamos impresionados por la zarzuela", dijo Arthur Casatzzi, que desafió el congestionado tráfico neoyorquino para viajar desde East Chester (a 16 kilómetros de la ciudad) hasta el Galden.
Con él y su esposa se encontraba también el matrimonio Joe Ciricleo, un italo-norteamericano que tampoco entiende él castellano. Su presencia en el Garden era para rememorar su viaje de hace una década a España. "No, entonces no vi zarzuela", declaró, "y ahora me arrepiento de no haberlo hecho. Quisiera poder entender las voces, pero no importa, ¿acaso los irlandeses no aman también la ópera, que se canta en italiano?".
Una exitosa presentación jalonada de contratiempos
La presentación de La antología de la zarzuela en el Madison Square Garden no fue perfecta. El atractivo de servir el espectáculo a una audiencia prácticamente seis veces mayor que la que normalmente se da en un teatro se debilitó, al final, con las molestias ocasionadas por la necesaria amplificación electrónica para que las voces llenasen el foro. Pero esas fallas fueron compensadas por la impresionante actuación de Plácido Domingo, el colorido de los trajes y la rítmica belleza del ballet, el único que no fue afectado por los imprevistos de la logística.Las imperfecciones sólo sirven para destacar la contribución de los artistas a una labor que es producto de la amorosa dedicación al género lírico. Sólo ese empeño puede explicar el éxito de una velada que no contó con tiempo suficiente para un ensayo previo. La masiva afluencia de público al Garden puede explicarse por el atractivo que constituye para los norteamericanos la figura de Plácido Domingo. También era la primera oportunidad que los residentes de Nueva York, anglosajones e hispanohablantes por igual, tenían de apreciar la Antología.
Babelia
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