Mandó el cante por 'granaínas'

ENVIADO ESPECIAY en Granada, la granaína. En el festival de Gabia la Grande, el cante por granaína y media granaina impuso su ley por derecho pro pio. Cuatro de los seis cantaores actuantes lo hicieron, y creo que las cuatro versiones fueron buenas. La de Naranjito, ejemplar, rayando la perfección, como casi todo lo suyo. Naranjito es ya un clásico. Racionaliza su cante, lo estructura con rigor y, cuando nos lo entrega, es una obra acabada difícil de mejorar. Habrá quien diga, y me parece que no va muy descaminado, que para ser un cantaor genial a Naranjito sólo le falta una cierta vena de locura, mayor capacidad de convocatoria de los duendes, un no tan rígido control de sus propios poderes expresivos. En definitiva, lo mismo que se criticaba a un grande cantaor como fue Antonio Mairena. En cualquier caso, espléndido cante el de Naranjito, que por siguiriyas estuvo inmenso y que, naturalmente, tuvo que cantar la petenera.

Luis, el Polaco, cantaor de Granada, hizo una granaína y media granaína también excelente, más vibrante, con más rabia dentro. El Polaco va para arriba, está en un momento excelente y no para de ganar premios importantes. Lo merece, es un gran cantaor, con voz, con fuerza, de la que abusa quizá, pues sitúa su cante casi permanentemente en el grito, olvidándose de los matices medios y bajos, pero hace un cante precioso que envuelve, que arrastra, y lo demostró por vientos-tangos, por bulerías y hasta por fandangos.

También granadino, Javier Montenegro es un joven con una enorme afición. Me complace constatar que progresa. Sobre todo en los cantes libres -por granaínas, por malagueñas- se desempeñó muy dignamente, así como en los estilos trianeros por soleá. Como se ve, el factor granadino tuvo una fuerte representación también en los intérpretes pues a los cantaores citados hay que añadir los dos guitarristas, los hermanos mayores de esa dinastía genial de los Habichuela, Juan y Pepe, que, como les correspondía, dieron muestra en numerosos momentos de su excepcional clase.

Diego Clavel también hizo granaína y media granaína. Su cante fue el más ornamentado de todos, como lo es todo el cante de Clavel: una pura filigrana, barroco, recargado, preciosista. Un cante que conecta de maravilla con el público, al que prende con facilidad en el juego de unos recursos vocales verdaderamente sorprendentes.

Chano Lobato brilló en sus palos mas frecuentados, aunque me parece que no está en su mejor forma; lógico si tenemos en cuenta que recientemente fue sometido a una seria intervención quirúrgica.

Por último, Carmen Linares me temo que no fue muy bien comprendida por parte del público, y sin embargo cantó de maravilla por malagueñas de La Trini y por tarantas, estilos en los que es una verdadera maestra.