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10º aniversario del Acta de Helsinki

Una declaración de intenciones

El Acta Final de Helsinki, firmada el 1 de agosto de 1975 por los 35 Estados -todos los de Europa, excepto Albania, más Estados Unidos y Canadá- de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), es una simple declaración de buenas intenciones para la convivencia entre los bloques. Se trata de un pacto que no obliga a nadie y, por tanto, su incumplimiento no supone la imposición de sanciones.El eje del documento lo constituyen los temas de la seguridad europea y los derechos humanos, adornados con algunas fórmulas de cooperación en los terrenos científico y cultural.

Los compromisos en materia de seguridad han sido mayoritariamente interpretados como un logro de los países del bloque socialista, particularmente en lo que se refiere a la no intervención en los asuntos internos. "Los Estados participantes", afirma el documento, "se abstendrán de cualquier intervención directa o indirecta, individual o colectiva, en los asuntos internos o externos propios de la jurisdicción interna de otros Estados participantes, independientemente de sus relaciones mutuas. ( ... ) Por tanto, se abstendrán de cualquier forma de intervención armada o de amenaza de intervención contra otro Estado participante".

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Derechos humanos

La inclusión del respeto a los derechos humanos, en los que el Acta de Helsinki se extiende con mayor detalle, se consideró una exigencia del bloque occidental. "Los Estados participantes respetarán los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, incluyendo la libertad de pensamiento, conciencia, religión o creencia, sin distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión". El documento hace precisiones sobre las pautas para garantizar los derechos de información -incluyendo la libre circulación de periodistas-, los contactos entre personas, reunificación de familias, libertad de matrimonios mixtos -entre personas de bloques militares opuestos- y de viajar cruzando cualquier frontera.

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Los temas esbozados en el documento de Helsinki fueron objeto de un desglose más detallado -después de un intento fallido en Belgrado en 1977- en Madrid en 1983.

El documento final de la capital española convoca a una reunión para analizar con detalle los problemas de la seguridad en Europa -Estocolmo- y otra sobre derechos humanos -Ottawa-

El Acta de Madrid desciende a la mención de métodos para evitar violaciones concretas de derechos humanos -sobre todo en materia de emigración e información- y eleva a la categoría de una conferencia separada el problema de los contactos humanos -Viena-, por el que tanto interés había mostrado Estados Unidos y al que tanto se había resistido la Unión Soviética.

La Conferencia de Seguridad y Cooperación celebrada en Madrid aporta al Acta el derecho a la libre sindicación (en una clara referencia a la situación en Polonia) y la condena del terrorismo, "incluido el terrorismo en las relaciones internacionales".

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