El Gobierno invierte 90.000 millones de pesetas en la defensa antiaérea de España
El Gobierno socialista tiene prevista una inversión global de unos 90.000 millones de pesetas en adquirir modernos sistemas antiaéreos para garantizar la seguridad en los cielos españoles, de acuerdo con las adquisiciones realizadas en los últimos 15 meses y las previstas para antes de culminar la presente legislatura. El mayor esfuerzo económico se efectúa en la compra de misiles antiaéreos. La más reciente operación fue aprobada en el último Consejo de Ministros, celebrado el pasado martes, y supuso la adquisición de 13 lanzadores y unos 200 misiles antiaéreos Aspide, valorados en 21.000 millones de pesetas.
Junto a esta compra, las más importantes realizadas en este terreno durante la presente legislatura han consistido en la adquisición de 18 lanzadores y 475 misiles Roland, de origen franco-germano, valorados en 29.000 millones de pesetas; la inversión de 4.572 millones de pesetas previstos para mejorar los 24 lanzadores de misiles Hawk existentes en las proximidades del Estrecho de Gibraltar; y la compra de los Aspide Skyguard, de origen italiano.Entre los programas previstos, figuran el desarrollo de la fase tercera del sistema de alerta y control Combat Grande, cuyo presupuesto asciende a unos 12.000 millones de pesetas; la adquisición de misiles antiaéreos portátiles -tipo Blowpipe, Hot o Stinger- valorados en unos 10.000 millones de pesetas; y la compra de aviones Grumman E-2C Hawkeye equipados con radares AWACS (Airborne Warning and Control System, o sistema aerotransportado de alerta y control).
La cantidad global prevista para mejorar la seguridad de los cielos españoles y, por tanto, para impedir una hipotética incursión aérea procedente del exterior, experimentará un fuerte incremento -de unos 20.000 millones de pesetas-, si el Gobierno accede a la pretensión del Ejército del Aire de contar con sus propios sistemas de misiles antiaéreos para proteger las bases aéreas.
Esta pretensión, junto a la de los aviones AWACS, es una de las de mayor interés para el Ejército del Aire. En el caso de los AWACS, los técnicos militares insisten en que los radar de alerta y control (situados en el mapa adjunto a esta información) son perfectamente visibles desde largas distancias y no cuentan con una defensa antiaérea adecuada como para impedir su destrucción. Estos técnicos estiman que, en las actuales circunstancias, un conflicto armado con el norte de África supondría la destrucción, en las primeras horas del conflicto, de al menos tres picos o radar de alerta y control.
Con las recientes adquisiciones y las previstas, la defensa antiaérea española quedará escalonada y cubrirá, de un lado, las principales vías aéreas de acceso desde el norte de África y, de otro, los centros políticos, militares, industriales y energéticos de más fácil acceso para un avión procedente de la costa africana.
Si un avión enemigo fuera detectado a gran distancia en los radares de alerta -situados, de sur a norte, en Motril, Constantina, Alcoy, Villatobas, Torrejón, Inoges y Rosas-, serían utilizados aviones de combate de las bases más próximas -Morón, Los LLanos o Manises- o misiles antiaéreos de largo alcance (Nike Hercules) o media altura (Hawk), en ambos casos desplegados cerca del Estrecho de Gibraltar.
Pero actualmente, los ataques con aviones de combate se efectuan siempre a muy baja altura para evitar ser detectados por radar, por lo que la presencia del avión atacante sólo es percibida cuando el aparato se encuentra ya muy cerca de su objetivo y, por tanto, el tiempo de reacción es incluso menor a un minuto.
En este caso, el Ejército de Tierra podrá utilizar los misiles Roland, aptos para cubrir, debido a su movilidad -están montados sobre vehículos blindados-, amplias zonas de terreno por las que se supone puede producirse una incursión. El alcance de los Roland es de unos 6.000 metros.
En el caso de que el hipotético avión enemigo haya sido capaz de superar estas barreras, el Ejército de Tierra dispondrá del misil Aspide, apto para la llamada defensa de punto, es decir, para proteger puntos concretos como bases, centros industriales o energéticos, ciudades o centros políticos. El Aspide es un sistema fijo y tiene un alcance de unos 10.000 metros. La acción de estos misiles será apoyada por los cañones convencionales.
Un sistema antiaéreo complementario es el misil portátil, del que España aún no dispone, si bien hay un programa en marcha para adquirir varias unidades. El empleo de este misil es muy adecuado en vaguadas o estrechos valles que suelen ser utilizados por los aviones para que su presencia no sea detectada en los radar.
Tanto Marruecos como Argelia y Libia ya hace años que tienen misiles antiaéreos de baja cota. En 1990, estos tres países juntos tendrán 39 escuadrones de aviones de combate, frente a los siete que tendrá España en ese mismo año. Los expertos militares han utilizado fundamentalmente este dato para convencer a los actuales gobernantes de la conveniencia de potenciar la defensa antiaérea.
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