Mohamed Abdelaziz
El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, elegido vicepresidente de la OUA, sólo quiere hablar de su pueblo
ENVIADA ESPECIAL Conseguir que Mohamed Abdelaziz hable de sí mismo es un auténtico triunfo. El presidente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) quiere hablar únicamente sobre la lucha de su pueblo y de su última victoria diplomática: acaba de ser elegido, en Addis Abeba, vicepresidente de la Organización Para la Unidad Africana (OUA). Sólo a duras penas acepta murmurar su edad (37 años) y unos mínimos datos personales: sí, tiene hijos. No, no vive en un apartamento, sino en los campamentos y en el terreno de combate. Se niega en redondo a contestar si fue herido alguna vez, pero un amigo cercano me susurra: "Dos veces".
"Nosotros nunca hablamos de temas personales. A nadie le importa lo que leo o las edades de mis hijos; lo que importa es la situación del pueblo saharaui". Abdelaziz comprende varios idiomas, incluido el español, pero únicamente acepta expresarse en árabe. "Por un lado, es normal que la RASD haya sido elegida para ocupar una de las vicepresidencias porque somos desde hace un año miembros de pleno derecho de la organización, pero, por otro, no cabe duda de que significa una nueva consagración de nuestra lucha. La OUA rechaza las pretensiones marroquíes y concede un carácter irreversible a nuestro reconocimiento".Abdelaziz es un hombre serio, con algunas entradas en su pelo negro y una pequeña barba. Han sido tres días de trabajo agotador los dedicados a la cumbre de la OUA, clausurada el pasado sábado: asistir a los debates, preparar entrevistas en los pasillos (sólo 32 de los 49 miembros de la OUA han reconocido oficialmente a la RASD), aprender cuáles serán sus nuevas responsabilidades como vicepresidente... No parece, sin embargo, que esté muy cansado y a duras penas oculta su profunda satisfacción por el éxito obtenido. "Durante los dos próximos años vamos a estar asociados a todos los problemas que interesan a la OUA, es decir a todos los problemas de África" afirma.
Un largo camino
En menos de 10 años (fue elegido jefe de Estado en 1976, tras la desaparición y muerte de El Ouali), Abdelaziz ha recorrido un largo camino. Él, que participó en la Asamblea Constituyente del Frente Polisario y que se distinguió al principio sobre todo por una buena reputación militar, se ha convertido, con el apoyo de Argelia, en un político y diplomático, que hace compatible su trabajo con la presencia en el terreno, es decir, en los combates cuando hace falta. "Con Argelia mantenemos relaciones fraternales y de solidaridad, pero Argelia es una cosa y la RASD, otra. Le agradecemos su apoyo, como agradecemos el de cualquier otro país o partido", explica.
Mohamed Abdelaziz conserva, como todo su pueblo, según afirma, sentimientos de respeto, cariño y afecto hacia el pueblo español. "Hay unos lazos que nacieron en un siglo de colonización que dan una dimensión hispánica al pueblo saharaui, dimensiones que nadie puede, ni quiere, negar", señala. Pero hay también un sentimiento de amargura, no a nivel de las relaciones con el pueblo español, sino con sus gobernantes. "Siempre tuvimos, y tenemos, confianza en el pueblo español, pero desearíamos que se movilizara más en ayuda de los saharauis".
Las relaciones con el Gobierno de Felipe González, añade, "han pasado por altibajos". Abdelaziz recuerda todavía, lo vio con sus propios ojos, afirma, al entonces secretario general del PSOE visitando los campos de refugiados. Confía, sin embargo, en que el Gobierno de Madrid asuma su responsabilidad, "que coincide, además, con sus propios intereses", añade, con una pequeña sonrisa.
Fusil y diplomacia
El presidente de la RADS sugiere veladamente que, después del voto de España en la ONU y "de algunos contactos", las relaciones podrían evolucionar. "¿Una lucha muy larga?. Sí, pero llegará un día en que Marruecos comprenda que no puede ganar y entonces nos sentaremos en una mesa a negociar". Por ahora, Mohamed Abdelaziz seguirá combinando fusil y diplomacia.
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