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Catástrofe en Italia

La tragedia pudo haber sido evitada, según expertos geólogos

Juan Arias

Lo más terrible de la tragedia de las Dolomitas es que "se podía haber evitado" y que, por tanto, "se ha tratado de un desastre cargado de responsabilidades", declaró ayer ante la televisión el ingeniero Florian Villa, presidente de la Asociación Nacional de Geólogos italianos. Con acentos durísimos de crítica, Villa afirmó que se ha tratado de un desastre típicamente "antrópico", es decir, debido a circunstancias completamente previsibles en ambientes de tipo geológico.

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Según Florian Villa, de nada sirve la movilización que se pone en marcha en el momento de una tragedia de este tipo si al mismo tiempo el Ministerio de la Protección Civil no acaba convirtiéndose definitivamente en "una institución de control y de prevención". Y añadió que no se puede olvidar que Italia es el país de Europa más sujeto a los riesgos de origen natural, dadas las condiciones accidentales de su suelo". "Como simple ciudadano me avergüenzo de que las familias de este país no puedan llevar a sus niños a veranear a unas zonas que debían estar eficientemente controladas, ya que se conoce de antemano el posible riesgo", agregó Villa.Otros dos personajes importantes del mundo de la Geología corroboraron las declaraciones de Villa.

Todo hace prever, según estos científicos, que ha habido descuido en la vigilancia de la presa frente a los posibles peligros de la erosión del agua.

Por eso, el Partido Comunista de Trento ha pedido que se abra inmediatamente una investigación judicial para descubrir las posibles responsabilidades y para que los culpables, si los hay, no acaben desapareciendo en la nada como en otras ocasiones. Los comunistas trentinos aseguraron que ya el año pasado se había sospechado de posibles riesgos en aquella presa.

Mientras tanto, las operacionesde socorro han resultado más difíciles de lo que parecía en un principio, ya que la avalancha de agua y escombros ha derribado árboles enormes y arrastrado durante kilómetros enteros a las víctimas, muchas de las cuales quedaron destrozadas bajo el fango.

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Juan Pablo II envió un telegrama de solidaridad a los habitantes de la zona a través del arzobispo de Trento. El Papa, apenas recibida la noticia del desastre, se retiró a su capilla privada para rezar un rosario a la Virgen por las víctimas, en compañía de sus secretarios particulares.

La tragedia duele más todavía porque aquella zona del llamado Trentino es conocida mundialmente por la bondad de sus gentes, por su amor a las montañas y su gran pasión por la vida. De allí toman origen los famosos alpinos, cuerpo militar de montaña, simpático a todos los italianos, que fue ayer el primero que demostró su coraje y su espíritu de abnegación.

Los primeros reporteros que han conseguido llegar ayer tarde cerca de los parajes de la tragedia cuentan escenas dantescas y describen a las gentes, silenciosas o en lágrimas, sentadas en las puertas de sus casas con el oído pegado a la radio. Una señora anciana, Giuseppina Fellici, sentada como alucinada en el salón del hotel Bellamonte de Pedrazzo, contaba a los periodistas casi ya sin emoción, de tanto dolor como el sufrido, que acababa de quedarse sola en la vida tras perder a 12 familiares de golpe.

Otro señor, Luciano Borretta, pedía socorro a gritos diciendo que tenía a 13 familiares enterrados en el fango, sin saber si estaban vivos o muertos. El mariscal Adolfo Tirelli, de la Escuela Alpina de la Guardia de Finanzas de Pedrazzo, contó ante las pantallas de televisión el increíble salvamento gracias al coraje de un grupo de jóvenes Alpinos, de un hombre que sólo sabía decir que se llamaba "Peppino".

Estaba en los sótanos del hotel Dolomiti, que ha quedado prácticamente destrozado. En los sótanos del hotel donde se había refugiado el hombre, en su huída, se había amontonado más de metro y medio de lodo y escombros. Peppino se había quedado enterrado en aquel fango sin poderse mover y se estaba ahogando: los jóvenes alpinos subiéndose y resbalando por encima de unas mesas y jugándose la vida, consiguieron salvarlo arrastrándolo con las manos.

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