Una tierra visitada por los desastres

Italia se ha visto sacudida con frecuencia por catástrofes de índole diversa en los últimos años. Semejante al hecho ocurrido ayer en Pretadel fue el derrumbamiento de la presa de Longarone, cercana a Belluno, en octubre de 1963, que causó más de 2.000 víctimas y provocó la inundación de cinco pueblos del valle del Piave.Más del 70% del territorio italiano está considerado como zona de seismos, como desmuestran los continuos movimientos telúricos allí registrados. El mayor terremoto de este siglo en Italia fue el de Messina, en 1908, que causó 140.000 muertes. El de 1915, en Avezzano, provocó 30.000 víctimas.

El 6 de mayo de 1976 se inició en el Friuli, al noreste de la península, un cadena de movimientos sísmicos, -a finales de septiembre sumaban 187-, que provocó más de 1.000 muertos y miles de heridos y dejó a 60.000 personas sin hogar. El 23 de noviembre de 1980, un seísmo en las regiones de Campania y Basilicata, en el sur de Italia, causó la muerte de más de 3.000 personas y 1.500 personas mas desaparecieron.

El 10 de julio de 1976, en la fábrica ICMESA, filial de la multinacional Hoffman-Laroche, situada en el barrio de San Pietro de Seveso, en Lombardía, se produjo una explosión en la planta química que provocó un escape de dioxina, gas fuertemente tóxico.

El gas formó una nube que impregnó todo el ambiente, extendiéndose por las localidades Seveso, Medea y Césaro Maderno, por lo que hubo que desalojar toda la zona. Cerca de 1.800 hectáreas de campiña sufrieron los efectos del escape tóxico y unos 83.000 animales murieron envenenados por esta causa.

Centenares de personas resultaron lesionadas por enfermedades dermatológicas, trastornos respiratorios y hepáticos. Este suceso se vió agravado por la desaparición de los 41 bidones que contenían la tierra contaminada por la dioxina, que no fueron hallados hasta mayo de 1983.

Los bidones fueron quemados dos años más tarde. Cinco directivos de la fábrica ICMESA fueron condenados a penas de dos a cinco años de cárcel.

Los accidentes de aviación y ferrocarril también se han cobrado un gran número de víctimas. Entre los más importantes destaca el sufrido el 14 de septiembre de 1979 por un avión DC-9 que se estrelló y causó la muerte a 31 personas, y la explosión en vuelo de otro DC9, el 27 de junio de 1980, con un balance de 81 muertos.

Italia, país de clima muy seco, padece cada verano el problema de los incendios forestales. El que arrasó la isla de Cerdeña en julio de 1983 durante diez días, ha sido el más importante de los últimos años. Una gran extensión de bosques quedó totalmente destruida; el balance inicial de víctimas superó las 50 y fue necesaria la evacuación de más de 1.000 personas de distintas localidades de la isla. Se especuló con la posibilidad de que el incendio fuera un acto terrorista y se atribuyó su autoría a grupos separatistas isleños.

Por otra parte, las frecuentes erupciones del volcán Etna en Sicilia han causado muchos problemas a las poblaciones cercanas.