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Alfonso Guerra ataca a todos los partidos no socialistas

Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE, pareció inaugurar ayer su particular precampaña electoral atacando, con su habitual mordacidad, a los partidos situados a derecha e izquierda. "Los socialistas", aseguró, "podemos estar tranquilos" acerca de los resultados de las próximas elecciones. Recogiendo argumentos expresados por los dirigentes de UGT y combatidos en su día por el equipo económico del Gobierno, Guerra repitió que "España es el país más injusto de Europa"; reiteró que las condiciones del país impiden que el PSOE se convierta en una formación socialdemócrata, y reiteró la vocación republicana que siempre ha mantenido su partido.

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Guerra clausuró ayer la escuela de verano de su partido -cursillos para cuadros y militantes- hablando de que "es hora de renovar el compromiso" con vistas a las elecciones de 1986, y subrayando que es necesario confeccionar "un listado de temas para hacer la oferta electoral". "Si en 1982 nuestro presente estaba condicionado al pasado, en 1985 lo que tenemos es un presente condicionado por el futuro", dijo el número dos del PSOE. Según Alfonso Guerra, la oferta electoral para 1986 tiene que incorporar la transformación de las estructuras españolas tras la adhesión a la CEE y la "revolución tecnológica que está en marcha en el mundo".Dentro de este clima electoralista, Guerra mostró su optimismo por la labor llevada a cabo por el Gobierno que preside Felipe González y ante las perspectivas que todos los sondeos conceden a las posibilidades electorales del PSOE: "Mal que les pese a algunos, estamos logrando conectar con amplios sectores de nuestra sociedad, porque somos defensores del pueblo español, no de intereses de grupos o de personas". "No hay qué pedir perdón por tener 10 millones de votos detrás, ni dejarse apabullar por quienes sienten que pierden un poco de sus privilegios".

Al margen de los corporativismos, criticó el hecho de que los medios de información, en su mayoría, están en manos de adversarios de los socialistas".

La mayor parte de la larga intervención de Guerra ante los militantes asistentes a la escuela de verano -entre quienes, figuraban varios ministros y altos cargos de la Administración- se consumió en ataques a derecha e izquierda: "El sistema de partidos sigue lastrado porque la derecha española sigue sin resolver sus problemas de representación".

Ironías a diestro y siniestro

Las fuerzas conservadoras, según la versión de Guerra, se dedican, en un proceso de "autofagocitosis", a "poner en pie formaciones, para luego destruirlas y hacer otras". En concreto, Alianza Popular, "oposición gesticulante", ha "renunciado a hacer política, han sustituido el trabajo político por el de leguleyos, porque les cuesta entender que pueda haber política fuera del poder".No olvidó citar en concreto a Manuel Fraga, presidente de Alianza Popular, "un líder que habla de ley y orden cuando su presencia en el Gobierno es sinónimo de desorden para la mayoría de los españoles".

Guerra, belicoso, dirigió luego sus tiros hacia los comunistas "que se sienten más cómodos con Gobiernos conservadores que socialistas", y acusó al sindicato Comisiones Obreras (CC OO) de estar empezando a hacer "el mismo papel que la CNT [Confederación Nacional del Trabajo, anarquista] durante la República".

De Antonio Garrigues, dirigente del Partido Reformista Democrático, se limitó a apostillar que tiene "etiqueta Roca", y del CDS de Adolfo Suárez, que "se está construyendo con los materiales de derribo de UCD".

Ni siquiera omitió referirse al pequeño Partido de Acción Liberal, de Ignacio Camuñas, que "suena a nombre extranjero": el PAL "ha recomendado el ingreso en masa en el CDS; habrán querido decir que pongan una silla más".

El presidente de la patronal CEOE, José María Cuevas, no tuvo mejor suerte: "Resulta tercermundista que el patrón de los empresarios reúna a los líderes no socialistas para leerles la cartilla y les diga que o se unen o no habrá dinero para la campaña electoral".

Del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, refirió su "incompetencia" para hacerse cargo de los traspasos procedentes del Gobierno central.

Tan sólo el Partido Nacionalista Vasco -y presumiblemente merced al pacto de legislatura suscrito con los socialistas- se libró de las ironías del vicesecretario general del PSOE.

Elogios al Gobierno

Esta mordacidad contrastó con los elogios a la labor realizada por el Gobierno del que Alfonso Guerra forma parte como vicepresidente. Un Ejecutivo que, explicó, "en 1986 habrá gobernado ya durante cuarenta, quiero decir, durante cuatro años", dijo, pidiendo perdón por el lapsus.El número dos socialista aseguró también: "Cuando oigo hablar de tentaciones estatistas o de veleidades socialdemócratas en el PSOE, no puedo por menos de sonreír, porque quienes lo dicen desconocen lo que es nuestro partido".

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