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Pérez de Cuéllar inauguro la conferencia sobre la mujer

El secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, inauguró ayer en Nairobi la Conferencia Mundial para el Examen y Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, con un discurso en el que reconoció que estos diez años de lucha por la igualdad de los derechos de la mujer han demostrado "que era simplista creer que las mujeres sacarían automáticamente ventajas del crecimiento económico, cuando éstas tienen el obstáculo suplementario que suponen los desequilibrios estructurales". Por otro lado, la presidenta de la conferencia anunció que se había llegado a un acuerdo sobre la forma de adoptar las decisiones, contrario a la tesis norteamericana, que evitaba las votaciones.

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A la intervención de Pérez de Cuéllar siguió la del presidente del país anfitrión, Kenia, Daniel P. Arap Moi, quien justificó la necesidad de establecer condiciones de igualdad para las mujeres en el hecho bastante evidente para todos los presentes, de que detrás de cada hombre siempre hay una madre También se dirigió a los más de 10.000 participantes la presidente de la Conferencia, Margaret Kenyatta, mujer del fallecido fundador de esta República.Javier Pérez de Cuéllar hizo hincapié, en alusión al lema del decenio, en que no puede haber desarrollo duradero sin paz, y señaló a este respecto que "las mujeres han estado implicadas inevitable mente en los conflictos que existen en numerosas regiones del mundo, a veces como combatientes, pero a menudo, como víctimas inocentes. Es evidente", añadió, "que el problema de la promoción de la mujer no puede disociarse del de la paz, por lo que hay que alabar su participación, cada vez mayor, en la lucha por aquella y por el desarme".

El secretario general de las Naciones Unidas manifestó que pensar que el objetivo de igualdad y plena participación de la mujer se hubiera cumplido en estos diez años sería subestimar la ambición de alcanzar tal meta, pero también expresó que se habían obtenido algunos logros, como la elaboración de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación con respecto a la mujeres. "El 90% de los Estados miembros de la ONU", dijo, "están actualmente dotados de mecanismos oficiales encargados exclusivamente de promover los derechos de la mujer, y el 50% de ello han sido creados durante el último decenio".

El secretario general de la ONU se refirió también a la crisis económica mundial que ha coincidido con el decenio de las Naciones Unidas sobre la mujer y que ha afectado especialmente a ésta en lo que se refiere a inversiones públicas, programas sociales y empleo, ya que las mujeres suelen ocupar puestos de menor calificación que los de los hombres y, por tanto, de los primeros que desaparecen en épocas de recesión o mecanización. No obstante, subrayó el número de países que han adoptado una legislación que instituye el principio de "salario igual a trabajo igual" ha pasado de 28 en 1978 a 90 en 1983, y, según evaluaciones de la Organización Internacional del Trabajo, desde 1975 100 millones de mujeres se han incorporado a la masa salarial y de aquí a fin de siglo lo harán diez millones de ellas por año.

Acuerdo sobre las decisiones

Fue la presidenta de la Conferencia quien anunció, pasada las 16.00 horas (una hora menos en la península),que se había llegado a un acuerdo sobre la forma de adoptar las decisiones en las sesiones que ayer se inauguraron. El acuerdo supuso la derrota de la tesis estadounidense de reflejar en el procedimiento a seguir en la conferencia la necesidad de adoptar todas las resoluciones por consenso sin llegar a votar en caso alguno. Estados Unidos, con su propuesta, pretendía evitar las inevitables condenas a diversos aspectos de su política que se han producido ya en el foro de organizaciones no gubernamentales o conferencia paralela que se celebra desde hace varios días también en la capital keniata y que, sin duda, se reproducirán en estos días en las reuniones gubernamentales, como empezó a verse ayer.

La propuesta triunfante había sido hecha por Canadá, apoyado por otros países occidentales, y expresaba el deseo de que el consenso fuera la meta buscada, pero no la única posible. Venció ayer, tras un largo fin de semana en el que nadie aseguraba que pudieran iniciarse los trabajos de la asamblea plenaria y de las dos comisiones, una sobre temas nacionales y otra de cuestiones internacionales, que se formarán hoy y cuyo contenido tampoco está exento de problemas. Sólo cuando se comunicó el acuerdo de ayer a la asamblea abandonó la misma, entre aplausos, el secretario general de las Naciones Unidas.

Seguramente fue culpa del azar el que, en el contexto anterior, Javier Pérez de Cuéllar, que pronunció su alocución en francés, inglés y español, estuviera hablando en inglés cuando instó a la Conferencia a producir resultados positivos y duraderos, dado que "los derechos de la mujer son una de las cuestiones esenciales de nuestro tiempo. Estoy convencido", había dicho, "de qué, a pesar de la existencia de puntos de vista divergentes, lo que es comprensible, todos desean asegurar el éxito de esta conferencia, lo que exigirá mucha determinación, energía, paciencia y, lo que no es menos importante, comprensión y espíritu de conciliación".

La imposibilidad de hacer abstracción de los temas políticos de cada, área mundial al tratar los problemas de la mujer empezó a hacerse patente ayer, cuando se inició la lectura de los mensajes de jefes de Estado o líderes gubernamentales a los reunidos en el Centro Kenyatta de Nairobi. El mensaje del Presidium del Soviet Supremo de la Unión Soviética consistió en una denuncia de la "política de agresión del imperialismo, el terrorismo de Estado, el apartheid y el neocolonialismo", en los que "mujeres y niños son los primeros afectados".

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