Los obispos vascos reprueban el terrorismo de forma inequívoca
Los obispos del País Vasco hicieron público ayer un documento titulado Erradicar la violencia debilitando sus causas, en el que analizan el fenómeno del terrorismo, ante el que muestran su "reprobación moral inequívoca". Como necesaria contribución del Estado a la extinción de ETA y a la pacificación de la sociedad, se declaran partidarios de una aplicación leal del Estatuto, una legislación que respete escrupulosamente los derechos de la persona humana, una actuación policial mesurada y justa y una eficaz desarticulación de los GAL.Los obispos vascos recuerdan que han condenado incesantemente la violencia armada de ETA y añaden que, aunque conscientes de la debilidad de su palabra, ante la actual oleada de atentados se ven "urgidos a hablar de nuevo". Reseñan 1a casi veintena de muertes producidas por ETA desde mediados del mes de mayo hasta el presente y el triste contrapunto de los GAL, que ha segado, en el mismo período, tres nuevas vidas humanas", a lo que añaden el recuento "no menos numeroso, de heridos pertenecientes, principalmente, a las Fuerzas de Seguridad del Estado" y el secuestro de Ángel Carasusan.
"La obstinada repetición de acciones de esta naturaleza", afirman, "además de producir temor y desaliento, va conduciendo a la sociedad a familiarizarse con el crimen como instrumento para dirimir sus contiendas políticas".
La pervivencia de la violencia armada de ETA, la atribuyen a "causas múltiples y complejas", entre las que destacan "el análisis político de la situación actual, compartido por sus adeptos y simpatizantes". Este análisis parte de que "el pueblo vasco sería un país ocupado. Sus instituciones democráticas, apariencia engañosa y encubridora de la opresión. La comunidad vasca tendría el derecho y el deber de luchar con todos los medios a su alcance contra esta ocupación que consolidaría la asfixia de su propia identidad colectiva. El recurso a la violencia armada sería, hoy y aquí, un medio imprescindible y justo de esa lucha". Este análisis, indican, "a pesar de su débil consistencia objetiva, penetra eficazmente en ciertos sectores de la sociedad vasca".
Afirman que "la opción política en favor de la independencia de un pueblo es éticamente aceptable, aunque ello no puede elevarse a nivel de única opción legítima y, por ello necesaria", igualmente "son aceptables otras opciones de signo nacionalista o regionalista".
Conducta totalitaria
Para los obispos, el Estatuto de Autonomía "ha plasmado una fórmula política histórica que todos debemos acatar lealmente" y que, junto con las instituciones autonómicas, debe ser respetada por cualquier proyecto político diferente. Lo contrario "es una conducta de corte totalitario que no respeta la voluntad popular"."Ninguna persona ni grupo particular pueden arrogarse honestamente la capacidad de 'juzgar' y 'ejecutar' a sus adversarios políticos, sea cual sea el respaldo popular que se atribuyan a sí mismos", añaden.
"La justa represión de la violencia armada corresponde a los poderes públicos legítimos, que deben hacer de esta delicada labor un uso vigilante, siempre respetuoso con los derechos intangibles de todas persona humana. Las muertes infligidas por ETA a militares, agentes del orden y personas civiles, son verdaderos crímenes. La intencionalidad política que pueda animarlas no las justifica y la sociedad tiene derecho a defenderse mediante sus propias fuerzas de seguridad". Idéntica repulsa moral manifiestan para las acciones protagonizadas por los GAL.
El documento concluye con una "apremiante llamada" a los secuestradores de Ángel Carasusan, a quienes piden que le devuelvan la libertad.
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