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Argentina ofrece el cese formal de las hostilidades a Londres si se negocia la soberanía de las Malvinas

La decisión británica de levantar la prohibición a las importaciones de productos argentinos, vigente desde la guerra de 1982 entre ambos países, fue recibida con "beneplácito" por el Gobierno argentino. A cambio, Buenos Aires estaría dispuesto a declarar el cese formal de las hostilidades si el Reino Unido aceptara incluir en una agenda de negociaciones la cuestión de la soberanía.

El Gobierno argentino ofreció al Reino Unido iniciar, en los próximos 60 días, una negociación global que incluya la cuestión de la soberanía sobre las islas Malvinas. En un mensaje transmitido a todo el país por la cadena nacional de radio y televisión, el canciller Dante Caputo, acompañado por los presidentes de las comisiones de Exteriores del Congreso y el secretario de comercio exterior, hizo el anuncio oficial y leyó el documento que fija la posición argentina.

La decisión británica, que en Buenos Aires no se interpreta precisamente como un gesto de buena voluntad, fue evaluada con prudencia. Caputo señaló, tras leer el documento, que "el anuncio de Londres no representa un hecho sorpresivo en la política exterior del Gobierno británico. Al contrario, es el cumplimiento exacto de las tesis, que utilizaron por lo menos durante los últimos 18 o 19 meses".

El Reino Unido, que ha calificado de "decepcionante" la respuesta de Argentina a su decisión, insiste en que el procedimiento para encarar el restablecimiento de las relaciones con Argentina debe ser gradual. Propone, primero, el intercambio financiero, luego el comercial, para llegar por fin al terreno político. Caputo explicó a la audiencia, en un tono coloquial, que si bien el anuncio de levantar la prohibición a las importaciones argentinas puede parecer un hecho prometedor, la medida no refleja un cambio drástico en la política británica.

El comunicado oficial menciona argentino sólo una vez la "fortificación de las islas", lo que significa que, a pesar de ser ése uno de los puntos claves de tensión entre ambos países, no impediría a Argentina la reanudación de una negociación global. El plazo de 60 días fue fijado como límite máximo antes de que se reúna la Asamblea General de las Naciones Unidas, que tratará la cuestión de las Malvinas. El Gobierno argentino no espera, en realidad, una respuesta positiva, pero ha cuidado el detalle de responder con un gesto de buena voluntad tan aparente como la medida británica. La cancillería teme ser víctima de una campaña internacional de propaganda diplomática por parte de Londres, que quiere cambiar algo para que nada cambie. Con ese criterio, incorporó al documento oficial el punto donde manifiesta su voluntad de declarar el "cese formal de hostilidades", que Londres ha señalado como obstáculo para la negociación. Nadie cree ya que Argentina esté dispuesta a reincidir en el uso de la fuerza para recuperar las islas, y, por otra parte, parece absurdo dar por concluida una guerra que nunca fue declarada.

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