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Mayayo niega haber matado á María Teresa Mestre pero no explica por qué se declaró culpable con anterioridad

Ángel Emilio Mayayo, de 23 años de edad, negó ayer haber asesinado a María Teresa Mestre, esposa del industrial aceitero. EnriqueSalomó, procesado en el sumario de la colza. La negativa se produjo durante la primera jornada de la vista, que se inició ayer en la Audiencia Provincial de Tarragona. Mayayo contestó con un "no quiero decirlo" a cuantas preguntas incriminatorias se le hicieron. El acusa, do negó sus cuatro declaraciones anteriores en las que se había declarado autor del crimen, presuntamente ocurrido el 9 de enero de 1984 en su apartamento de Cambrils (Tarragona).

Con un tranquilizador "Ángel", José Luis Calderón, su abogado defensor, se dirigió al acusado para preguntarle si había sufrido agresiones físicas en los distintos centros penitenciarios donde ha estado recluido todos estos mese. Mayayo contestó que sí. A la última pregunta de su abogado defensor: "¿Mataste o interviniste en el asesinato de María Teresa Mestre?", Ángel Emilio Mayayo con testó: "No". Un murmullo de rumores recorrió entonces la sala.El fiscal, Antonio Carvajo, y el acusador particular, Jordi Claret no consiguieron sus propósitos cuando trataron de saber por qué Mayayo se había declarado anteriormente autor del crimen. Tampoeo expresó su opinión sobre el posible móvil del asesinato: "No quiero decirlo", repitió.

El magistrado Carlos Andreu, presidente del tribunal, autorizó al fiscal a iniciar el interrogatorio del acusado, sin preguntar a éste si se consideraba culpable o inocente de los delitos de asesinato, detención ilegal, utilización ilegal del automóvil de otra persona, estafa y delito contra la salud pública.

Las primeras preguntas del fiscal, que solicita para Mayayo 29 años de reclusión, dejaron perfectamente clara la postura que iba a adoptar el acusado durante todo el juicio. Mayayo no quería reconocerse autor del asesinato de María Teresa Mestre, a pesar de haber firmado cuatro declaraciones distintas en las que no sólo se consideraba autor, sino que, además, aportaba gran cantidad de datos sobre el momento en que se produjo la muerte, la forma en que se desarrollaron los hechos y cómo mutiló el cuerpo de la mujer de Salomó.

El fiscal intentó en vano que Mayayo explicara las razones por las que ahora no se declaraba autor del delito, pero no pudo obtener del acusado otra respuesta que la de "no puedo decirlo". Antonio Carvajo, cuya intervención se prolongó durante una hora, intentó reconstruir el crimen, paso a paso para lograr que Mayayo, a pesar de su postura, reconociera. que intervino en los hechos. Sin éxito, el fiscal pretendió que el acusado explicara para qué quería la cuerda que fue a buscar a la casa de la víctima y qué trasladaba en unas bolsas de plástico cuando fue visto por unos vecinos suyos en Reus. La respuesta del acusado siguió siendo la misma: "No quiero explicarlo", postura que, según la legislación vigente, puede ser adoptada por cualquier acusado en un juicio.

Mayayo tampoco explicó quién le entregó el bolso de María Teresa Mestre, que él mismo entregó a la policía después de su.detención.

El fraude de la colza

Una larga y fría gota de sudor recorrió la mejilla izquierda de Mayayo cuando el fiscal -que tuvo una intervención desigual, en la que abundaron los errores en los nombres y en la situación de los distintos escenarios del caso- le preguntó si sabía qué Móvil pudo llevar al asesino a matar a la víctima. El fiscal sólo pr onunció entonces tres palabras: "Dinero, temor o amor".Mayayo no respondió. Mantuvo igual actitud cuando se le preguntó por la influencia de la vidente Pilar Prades sobre la víctima; por la situación económica.de los Salomó; por la`relación de este caso con el fraude del aceite de colza, y sobre si seguía declarándose autor de la carta recibida en el domicilio de los Salomó. La carta había sido escrita con la misma máquina que posteriormente fue encontrada en casa de Mayayo.

En su intervención, el acusador particular intentó demostrar que Mayayo no tenía ahora una base sólida para decir ante el tribunal que todo lo que había declarado ante policías, abogados, jueces, forenses y psiquiatras no era cierto y que sus cuatro anteriores declaraciones habían sido falsas. Claret recalcó que, en las cuatro anteriores declaraciones, Mayayo había aportado una serie de datos sobre la muerte de la víctima que sólo podía conocer la persona que la había matado o alguien que hubiese presenciado el crimen.

Al referirse a la sangre hallada en la llave tubular con que supuestamente Mayayo golpeó mortalmente a la víctima, el procesado admitió la posibilidad de que procediese de una herida suya producida al cambiar la rueda del coche.

La hora y el día eri que se produjo la muerte volvió a ser un aspec,to polémico del caso. El forense afirmó que era difícil de concretar y la defensa esgrimió toda clase de recursos para demostrar que María Teresa Mestre no murió el 9 de enero, fecha de su desaparición, sino varios días después. De comprobarse esta teoría de la defensa, toda la estrategia de la acusacion se desmoronaría, y el proceso entraría en el terreno al que la defensa pretende llevar el caso: demostrar que Mayayo no la mató o que, si lo hizo, no actuó solo.

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