Los rehenes piden a Reagan que evite recurrir "a toda costa" a la opción militar

I. C., Los rehenes norteamericanos secuestrados en Beirut pidieron ayer al presidente Ronald Reagan que evite "a toda costa" recurrir a la opción militar para rescatarles, en el curso de una conferencia de prensa en la que cinco de ellos fueron, por primera vez, mostrados en público. Tenso y pálido, pero no excesivamente asustado, Allyn Conwell, texano de 42 años de edad, leyó en nombre de los 37 rehenes un breve comunicado en el que aseguró "temer" una intervención militar, que provocaría "la muerte de inocentes"; se declaró "decepcionado" de los escasos esfuerzos de EE UU por obtener su liberación y pidió en términos velados a Israel que pusiese en libertad a sus "rehenes", 700 resistentes shiíes encarcelados en Atlit, cerca de Haifa.

Además de su portavoz, Peter Hill, Hoffman States, Arthur Toga y Vicente García, aparecieron en la punta de una larguísima mesa, cansados, sin afeitar y en más de una ocasión sus voces se resquebrajaron cuando les tocó tomar la palabra durante la caótica conferencia de prensa, en la que sus guardianes shiíes llegaron a las manos con los periodistas, a los que pegaron y tiraron de los pelos, mientras arrancaban las cámaras de las manos de varios fotógrafos.La tensión alcanzó su apogeo cuando el responsable de Amal, Ali Hamdan, decidió anular la conferencia y los milicianos cargaron contra los corresponsales con las culatas de sus fusiles en la sala de espera del aeropuerto, donde para más confusión, se habían introducido subrepticiamente numerosos soldados de la sexta brigada del Ejército libanés.

Ali Hamdan cambió después de opinión y decidió permitir su celebración.

Tras su primera declaración, el portavoz Conwell dio lectura al elenco de los nombres de los 37 ex pasajeros, cuya "buena salud" podía confirmar -entre los que figuraba por lo menos un apellido notoriamente judío-, a los que hay que añadir los de los tres miembros de la tripulación del avión de la TWA, desviado hace hoy exactamente una semana, cuando volaba entre Atenas y Roma.

Preguntado sobre si había oído hablar de otros rehenes judíos que no estarían incluidos en esa lista, Conwell, ingeniero de una compañía petrolera que opera en Omán, afirmó que "carecía de información" al respecto, eludiendo el tema, como volvería a hacerlo dando respuestas evasivas sobre el número de rehenes que integran cada grupo o el aspecto de los lugares en que permanecen retenidos. "Esos sitios", dijo lacónicamente, "son adecuados".

Este primer encuentro con la Prensa de algunos cautivos tuvo lugar después de que Nabih. Berri, líder de la milicia Amal, aceptase una propuesta "humanitaria" del ministro suizo de Asuntos Exteriores, Pierre Aubert, tendente a promover un intercambio en su territorio de los 40 norteamericanos por los 700 shiíes cautivos en Israel, pero este último país no ha dado aún su "visto bueno" a la sugerencia de Berna.

Con la voz tomada por la emoción, especialmente la de Arthur Toga, que confesó "echar mucho de menos a mi mujer, embarazada de siete meses", todos se esforzaron por tranquilizar "a nuestros familiares, compatriotas y amigos, haciéndoles saber que gozamos de buena salud" y "estamos bien alimentados". A continuación narraron su vida cotidiana, dedicada, según Hill, "a comer, dormir, fumar y rezar".

Todos dieron a entender que carecían de información sobre las conversaciones que están en curso para tratar de obtener su liberación, porque "sólo disponemos de un medio para ello, y es bastante deficiente".

75 muertos en Trípoli

Por otra parte, la explosión de un coche bomba en la ciudad libanesa de Trípoli causó 75 muertos y 150 heridos. Los hospitales seguían haciendo ayer llamamientos para donar sangre que necesitaban los heridos de la explosión. El atentado se produjo en la noche del miércoles en un comercio del centro de la ciudad, mientras una multitud celebraba la fiesta del fin del Ramadán. La explosión abrió un socavón de dos metros en el suelo. Ningún grupo ha reivindicado hasta el momento la acción.