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SEVILLA

Jóvenes valores

Sevilla ofreció su desagravio a Pepe Luis Vargas, el torero de Ecija al que se privó del derecho de estar en la Feria. Hasta tres vueltas al ruedo le obligaron a dar en su segundo toro, y la verdad es que no era para tanto. Pero con ello el público quiso dejar bien claro a la empresa que su exclusión era una injusticia. Ese abrazo entre Sevilla y el de Ecija fue lo único destacable de una monótona corrida.Se presentaba el festejo como la corrida de los toreros del futuro. Ecija tiene sus esperanzas puestas en Pepe Luis Vargas; Sevilla, en Pepe Luis Vázquez, y Chiclana en Emilio-Oliva. Pero el ganado deslució bastante las cosas. Los toros de Manuel González, de bonita lámina y algunos muy bien armados, flojearon. En general les faltaron fuerzas y casta, y en el ruedo no había experiencia y sabiduría suficiente como para remediarlo. Había, sin embargo, ganas, y eso salvó parcialmente la tarde.

Plaza de la Real Maestranza

6 de junio, festividad del Corpus Christi.Toros de Manuel González, bien presentados, pero flojos y con poca clase. El tercero, devuelto por cojo y sustituido por otro de la misma ganadería. Pepe Luis Vargas: estocada tendida y dos descabellos (vuelta); estocada (fuerte petición, tres vueltas y bronca al presidente). Pepe Luis Vázquez: media y descabello (palmas); pinchazo y media (silencio). Emilio Oliva: dos pinchazos y estocada (vuelta); dos pinchazos y estocada (palmas).

Ganas tuvo sobre todo Pepe Luis Vargas, que ya avisó desde el primer momento. Recibió a porta gayola a su primer toro, tan cerca de toriles que cuando el animal, deslumbrado y sorprendido, advirtió su presencia, optó por saltar limpiamente sobre él, y así nos libramos del disgusto. Era éste un toro con tendencia al gazapeo, de embestida corta y con afición a cabecear. Vargas peleó lo que pudo, pero no había mucho que hacer.

El segundo tenía más juego, y desde el capote, con el que estuvo lucido y serio, supo aprovecharlo. El toro repetía, pero Pepe Luis consiguió poco a poco y de uno en unos muletazos de mérito, bonitos, bien que sin ligar. Le bastó una estocada, y el presidente se llevó una buena bronca por no conceder la oreja. Pepe Luis Vargas agradeció al público, besando el impecable albero de La Maestranza, sus muestras de simpatía.

En eso se quedó la corrida. Pepe Luis Vázquez no tuvo suerte ninguna. Sus dos toros tenían poca clase, pocas fuerzas, y encima el segundo de su lote era cojitranco. Un trasteo suavísimo al principio de la faena de muleta a éste y algún muletazo más dejaron ver su categoría y su buena forma.

A Emilio Oliva se le escaparon dos toros que quizá tenían algo más de provecho. Al primero lo toreó, aunque sin ligar, y con el tercero, un manso que escapaba a chiqueros al menor descuido del diestro, se fajó con interés.

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