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CINE / 'MICKI Y MAUDE'

Un triángulo algo cuadrado

La cercanía de Víctor o Victoria creó esperanzas ante este filme de Blake Edwards, un especialista en comedia de viejo estilo capaz de decir con ella algo nuevo. Vista la película, la esperanza seviene abajo. Michy Maude es, en efecto, una comedia que sigue al pie de la letra los cánones -muy estrictos- del viejo y glorioso estilo de Hollywood, pero no acaba de convencer, le falta un toque de convicción y gracia, como si Edwards hiciera un uso rutinario del viejo mazazo a la rutina que fue la comedia clásica.La película tiene un desarrollo de escaso rigor, es mortecina y, aunque se sacan de ella algunas carcajadas perdidas entre sus pliegues, la verdad es que hay que hacerlo con sacacorchos. Se puede ir incluso un poco más lejos: es una comedia embarullada y,cosa rara en Edwards, mal construida.

Micki y Maude

Director: Blake Edwards. Guionista: J. Reyno1ds. Intérpretes: Dudley Moore, Amy Irving, Ann Reinking. Norteamericana, 1984.Palacio de la Música, Benlliure, Novedades, Cartago, Aluche e Infante. Madrid

Por ejemplo, en un cineasta experto domo Edwards es incomprensible la inhabilidad de que hace gala en dos situaciones arquetípicas del género: la carrera de obstáculos y el juego erótico triangular, que aquí ofrece una original variante y, no obstante, discurre en un tempo tristón, nada original, de apisonadora mal engrasada.

Junto al fallo del conjunto, hay en Micki y Maude, como corresponde a la experiencia de su director, algunos aciertos parciales estimables, aunque no lo bastante para evitar el naufragio final, que se ve venir como una riada mediado el filme. La escena de amor entre Arny Irving y Dudley Moore en un concierto al aire libre y la de su primer encuentro -a lo Desayuno con diamantes- en una exótica fiesta oriental, son ingeniosas. Por el contrario, la esencial serie de escenas finales en el hospital, donde la risa debería surgir a chorros, lo hace a cuentagotas, con la crispación que emana siempre de todo quiero y no puedo.

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