Buen arte 'jondo', aun con los elementos en contra
O La geografía flamenca se extiende. Hay ciudades que se incorporan al circuito veraniego de los festivales, y muchas de ellas están ya alejadas del solar andaluz. Ahora ha sido Toledo, y lo ha hecho además con un cartel por todo lo alto, en cantidad y calidad.Lástima que la lluvia obligara a cambiar el lugar previsto por un polideportivo con una acústica asesina, que convirtió todo el amplio recinto en una caja de resonancia donde los sonidos se empastaban y al espectador sólo le llegaba un horrible estruendo que hacía daño. Si a ello añadimos el ruido de fondo constante de una audiencia entusiasta pero en exceso bulliciosa, está claro que sufrimos como una confabulación a la contra del arte.
I Festival de Toledo
Cante: Antonio de Patrocinio, Diego Clavel, Luis de Córdoba, Manuel Mairena, El Cabrero. Baile: Concha Calero. Toque: Merengue, José Luis Postigo, Enrique de Melchor. Organización: Peña El Quejío, con patrocinio del Ayuntamiento. Polideportivo Municipal. Toledo, 1 de junio.
Y es lástima que esto ocurriera, porque en Toledo se hizo excelente flamenco. Antonio de Patrocinio, uno de los jóvenes valores cordobeses, abrió con fuerza, con excesiva fuerza, para mi gusto. Debería preocuparse más de los tonos medios y bajos, de buscar una mayor riqueza en la matización. Diego Clavel hizo su cante barroco, ornamentado, con prodigioso alarde de facultades, que él utiliza muy inteligentemente en ese juego constante que pasa limpiamente por los registros más extremos.
Luis de Córdoba, excelente, en una de las mejores actuaciones que le recuerdo, profundizando en los estilos, modulando, matizando, en esa línea tan melodiosa, de infinita dulzura, que le es habitual, Manuel Mairena no tuvo el ambiente idóneo para su forma de hacer, pese a lo cual demostró su extraordinaria solvencia; por tonás y martinetes estuvo, de nuevo, eminente.
El Cabrero, en fin, cantó muy bien por soleá; por fandangos hubo de todo, en tres tandas diferentes. No me gustó su versión de la malagueña del Mellizo ni, por supuesto, una canción que nada tuvo que ver con el flamenco; por siguiriyas, correcto; en cualquier caso, este cantaor, una vez más, concitó la mayor pasión del público.
Tres excelentes guitarristas pusieron su arte al servicio del cante y del baile haciendo un toque de calidad: Merengue, Postigo y Enrique de Melchor, quien además nos deleitó verdaderamente con una de sus creaciones en concierto. Concha Calero, en el baile, hizo unas alegrías con donosura y versatilidad.
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