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Felipe González,

presidente del Gobierno, recibió el pasado domingo cinco perdices -una para cada miembro de su familia- del propietario del bar Gundín, de Alcántara, localidad cacereña que sirvió de sede al reciente encuentro hispanoportugués. Después de que Felipe González y Mario Soares degustaran en este bar sendas perdices, cocinadas a la moda del pueblo, uno de los vecinos ofreció al presidente español un cigarrillo rubio americano. Felipe González aceptó el ofrecimiento, pero sorprendió al vecino preguntándole si era de pata negra, es decir, si no era de contrabando.

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