_
_
_
_
EDUCACIÓN

La formación profesional pública necesita 6.600 millones de pesetas

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Las necesidades de equipamiento de los centros de formación profesional cuya gestión depende directamente del Ministerio de Educación y Ciencia ascienden a unos 6.600 millones de pesetas, según las estimaciones realizadas por los servicios de Coordinación General de Formación Profesional (FP).La estimación de estas necesidades es una de las conclusiones de una memoria sobre la situación de la FP pública realizada por dichos servicios. Un resumen de la misma fue presentado ayer a la Prensa por el secretario general de Educación, Joaquín Arango, quien subrayó la trascendencia del diagnóstico sobre la FP derivado de este informe, tanto para la política de empleo juvenil como para la reforma ya emprendida del sistema educativo.

El informe se refiere a los 352 centros de FP dependientes de la gestión directa del Ministerio de Educación y Ciencia.

Joaquín Arango destacó la mayor gravedad del diagnóstico sobre la situación del primer grado de la formación profesional (FPl), en el que se produce un elevado índice de deserciones, puesto que alrededor del 30% de los alumnos no finaliza el ciclo, con la particularidad de que la mayoría abandona ya en el primero de los dos cursos que lo componen.

Rasgos más optimistas

Para las autoridades educativas, el análisis de la formación profesional de segundo grado (FP-2) presenta rasgos mucho más optimistas, puesto que el rendimiento escolar en este nivel es semejante al que se da en el bachillerato, que es la otra vertiente de las actuales enseñanzas medias. El notable incremento de los profesores con dedicación exclusiva que se ha producido en los últimos años y el cada vez mayor porcentaje de docentes de este nivel que acuden volutariamente a cursos de perfeccionamiento constituyen algunos de estos signos de optimismo.La FP-2 acabará constituyendo una rama del segundo ciclo de la futura enseñanza secundaria que surja de la reforma actualmente en experimentación. A ella se refirió especialmente el director general de Enseñanzas Medias, José Segovia, quien subrayó la dificultad que encierra conseguir un tipo de enseñanza capaz de preparar al alumno para tener acceso a estudios superiores y, al mismo tiempo, para su inserción en el mundo del trabajo.

Ésta es, según el director general, la gran preocupación de todos los países europeos y el desafío al que intenta enfrentarse la reforma de la enseñanza secundaria emprendida en nuestro país.

Sondeos realizados entre el alumnado de FP-2 revelan que las tres cuartas partes de estos alumnos tienen como finalidad directa su incorporación al mundo del trabajo. El dato es especialmente esperanzador para las autoridades educativas españolas, que deducen la posibilidad de que estemos asistiendo al comienzo de la inversión de la pirámide de nuetro sistema educativo, en el que el número de universitarios es superior a los de estudios medios.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_