El Gobierno estima que la introducción del IVA supondrá un alza inicial de los precios del 2%
El impuesto sobre el valor añadido (IVA), que empezará a discutirse en las Cortes en las próximas semanas, elevará los precios el próximo año entre el 1,5% y el 2%, incluso si no aumenta la recaudación fiscal de los tributos que sustituye (1,6 billones de pesetas). La estimación aparece en la memoria que acaba de enviar con este motivo el Gobierno al Parlamento, según la cual por cada 83.200 millones de pesetas de ingresos adicionales la inflación subirá 0,7 puntos más. En medios políticos y empresariales -entre ellos, la propia CEOE, para la que el IVA aportará a Hacienda más de dos billones de pesetas de recaudación- se ha extendido durante las últimas semanas la opinión de que el impuesto debería ser aplazado hasta 1987.
La última estimación oficial sobre el efecto del IVA en los precios, comparativamente superior a otras anteriores, se basa en que prosperen los tipos del proyecto (6% el reducido, 12% el ordinario y 33% el incrementado) y en que los ingresos fiscales serán en 1986 de casi 1.690.000 millones de pesetas.De esta cantidad, 1.560.000 millones de pesetas corresponderían a ingresos líquidos. Los otros 130.000 millones saldrían de "mejoras de gestión y de acciones destinadas a reducir la incidencia del fraude".
Efecto inflacionista
Hacienda, una vez realizadas las compensaciones propias del período transitorio, se limitaría a cubrir la recaudación obtenida por los tributos y tasas que sustituirá el IVA. Se trata, principalmente, del impuesto sobre el tráfico de empresas y sus recargos, lujo, bebidas refrescantes, tabaco y petróleos, canon eléctrico, uso del teléfono y compensación de gravámenes interiores.La subida del 1,5% al 2% en os precios, aun cuando se mantengan los ingresos de Hacienda, es explicada en el distinto reparto de carga fiscal que generará el IVA entre los sectores económicos. Mientras que para unos aumentará, en otros disminuirá. En este contexto, los primeros tenderán a cargar en el consumidor el incremento de sus impuestos, al tiempo que los otros intentarán no rebajar los suyos.
Bajo este supuesto, y después de evaluar para cada sector no sólo el efecto directo del IVA sobre los precios de sus productos finales, sino también el efecto indirecto procedente del encarecimiento de los consumos necesarios para la producción, la memoria enviada por el Gobierno a las Cortes resume así sus conclusiones:
"La estructura de tipos seleccionada llevaría a un incremento en el nivel de precios del 1,5% al 2%. Este aumento sería transitorio. Es decir, por lo que respecta al IVA, los precios se estabilizarán una vez alcanzado su nuevo nivel. Además, dado el pequeño impacto estimado, no se espera que el mismo tuviera ninguna influencia significativa sobre las expectativas inflacionistas, ni sobre el proceso de determinación de salarios".
Tras advertir también que habrá sectores con dificultades para repercutir su nueva carga impositiva sobre precios y que la experiencia de otros países abunda también en un impacto pequeño, la memoria del impuesto desaconseja subir los tipos proyectados, pues la "situación sería sustancialmente distinta".
Sectores con dificultades
Por cada aumento de un punto en el tipo ordinario (el citado 12%), "se obtendrían 83.200 millones de pesetas, pero a costa de incrementar la tasa de inflación en tres cuartos de punto".A causa de esto, el Gobierno no considera oportuno atender la pretensión de los empresarios en el sentido de que la entrada en vigor del impuesto sea aprovechada para bajar cotizaciones a la Seguridad Social. "El trasvase de fondos desde el IVA a la Seguridad Social, que en principio se considera una política con efectos positivos sobre el empleo", dice también la memoria, "debería llevarse a término de forma muy gradual y una vez que el impuesto se hallará plenamente consolidado dentro del régimen fiscal español".
El impacto inflacionista otro asunto es el de los sectores afectados por la desaparición de la desgravación fiscal o del impuesto de compensación e centraría en los mataderos e industrias cárnicas, la leche, la panadería y bollería, los aceites y grasas, el vino, la hostelería y restaurantes, los transportes por carretera, la reparación de automóviles, los servicios sanitarios y personales, la confección y el vestido, el calzado y la construcción de inmuebles.
Sobre estos sectores, el proyecto presentado por el Gobierno de UCD -y que el Congreso de Diputados tenía a medio aprobar cuando se disolvieron las Cortes en 1982- iba a provocar una subida de precios del 1,6%. Por otros 36 sectores estimaba una subida del 0,26%.
Sin embargo, aquellas estimaciones se basaban en un tipo ordinario algo menor -10%- y, sobre todo, en que el IVA produciría un fuerte aumento de recaudación con respecto a la proporcionada por los impuestos a los que sustituiría. Para igual recaudación, entonces se calculaba el 1% de subida en los precios al consumo.
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