Extraña crisis de casta
J. V., En lo que va de temporada no ha sido norma que se cayeran los toros y en los primeros festejos de la feria, además de no caerse, derribaban caballos, embestían codiciosos, exhibían todos los síntomas del toro de casta. La temporada anterior, que fue un escándalo de toros inválidos, los taurinos rechazaban con energía que la causa fuera el fraude y decían que sólo se debía a una crisis de casta del toro. Extraña crisis es esa, que se soluciona en cuatro meses.
La cría y selección del toro bravo es una delicada tarea cuyos resultados tardan años en producirse. Los taurinos estaban condenando a los aficionados al pesimismo pues de haber sido cierta su explicación significaría que no podrían celebrarse corridas de toros con normalidad en todo un lustro. Lo cual es derrotismo puro porque, con tales supuestos, lo procedente sena suspender el espectáculo hasta tiempos mejores. Así de irresponsables son muchos taurinos. El toro de casta existe para mayor emoción de la lidia y lucimiento de los lidiadores buenos que saben torearlo.
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