Reagan, en España
Disfruté mucho leyendo la entrevista que su corresponsal Félix Bayón le hizo el otro día al embajador de EE UU en España, Thomas O. Enders. Allí se hizo patente el gran profesionalismo de las dos partes: el periodista, lanzando sus preguntas redondas y certeras, y el embajador, esquivándolas con una habilidad asombrosa.La cosa iba de una posible corriente de antinorteamericanismo en España, con preguntas tan aparentemente claras y contundentes como: "¿Piensa usted que hay un sentimiento generalizado antinorteamericano en España?", a la cual el señor Enders no contesta ni sí, ni no, sino que se pone a dar unas breves lecciones de democracia. Luego, el periodista le pregunta: "... unas de las razones del recelo de algunos españoles con respecto a Estados Unidos puede venir del hecho que... Estados Unidos... consolidó el franquismo y lo legitimó internacionalmente al principio de los años cincuenta... ¿Cree usted que este recelo sigue vivo?". Pues nada, el señor embajador no se da por enterado, y se pone a darnos su versión de "la problemática de los años treinta".
Pero bueno, señores, ¿por qué no puede contestar a las preguntas el señor embajador? Creo que la respuesta es bien sencilla: al señor embajador no le pagan por contestar preguntas, sino por defender los intereses de EE UU. Y las respuestas, por otra parte evidentes, a estas preguntas son claramente embarazosas para su país.
Sí existe un sentimiento antinorteamericano bastante generalizado en España. Sí se fundamenta para muchos españoles en el respaldo que EE UU dio a Franco al principio de los años cincuenta. Es más, esa corriente anti-yanqui en España sigue creciendo. Se nutre de la sana indignación de muchos españoles ante hechos como la invasión de la isla de Granada, el paranoico hostigamiento de Nicaragua y las alucinantes declaraciones recientes del presidente Reagan al efecto de que los norteamericanos que lucharon en España en la Brigada Lincoln "Iucharon el el bando equivocado".
Así que, enhorabuena, señor embajador. Ante respuestas tan feas a preguntas tan básicas, lo mejor que puede usted hacer es seguir levantando cortinas; de humo. Que no se le ocurra nunca contestar con la simple verdad, la cual dejaría a su país bastante mal parado.-
Miguel Booth. .
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