Amando Blanquer: "Hay que hacer música desde dentro"
La Orquesta Municipal de Valencia estrenó en Madrid su obra 'Tríptic orquestal'
Amando Blanquer, uno de los más notables compositores valencianos, alcanzó el pasado mes de febrero la cincuentena. Con ese motivo, la Orquesta Municipal de Valencia interpretó tres de sus obras, una de las cuales, Tríptic orquestal, de composición muy reciente, era estreno absoluto. Esa misma obra fue estrenada el 1 de mayo en el teatro Real de Madrid por los mismos intérpretes, dirigidos por su titular, Manuel Galduf. En unas declaraciones a este periódico, Blanquer, cuya obra revela una proximidad estética a su maestro, Messiaen, afirma: "Intento hacer una música desde dentro, desde el humanismo más radical".
Amando Blanquer es catedrático de composición del Conservatorio de Valencia. Nacido en Alcoy (Alicante), padre de cinco hijos, compagina su dedicación docente con la dirección de la banda de música de Algemesí. "Hay que hacer varias cosas para mantener a la familia", dice.El resto del tiempo lo dedica apasionadamente a componer de forma incansable. Sabe que no es precisamente su labor más rentable económicamente. "Los compositores estamos muy abandonados", precisa, "y es un poco trágico que a veces la gente nos conozca más por lo que decimos en los periódicos que por haber escuchado la música que hacemos. Pero yo compongo por vocación. Hay personas que tienen otras aficiones y les dedican su tiempo. A mí me gusta la música, componer música".
Blanquer acostumbra a utilizar los instrumentos tradicionales para sus composiciones. En cuanto al lenguaje, dice: "Tonal, atonal, la música electrónica..., me interesa todo lo que es conquista del hombre para expresarse musicalmente; pero yo, claro, tengo mis preferencias".
Si no ha utilizado los medios electrónicos ha sido porque piensa que "para hacer música electrónica bien hecha hay que tener los aparatos necesarios, y aquí no los tenemos". "En París", añade, "cuando estaba en la clase de Olivier Messiaen, entre 1959 y 1962, iba con otros alumnos a los estudios de la televisión francesa, en los que había instrumental adecuado. Me interesé mucho por la música electrónica, pero cuando vi que sobrepasaba mis posibilidades económicas, lo dejé estar".
Respecto de la música de Blanquer es casi tópico citar las influencias de Stravinsky y Olivier Messiaen, por un lado, y la importancia que concede a componer en función del timbre y las posibilidades del instrumento o instrumentos para los que está destinada la obra.
Música abstracta
"Mi música", dice, "me la sugiere el instrumento. En un concierto para trompa, la armonía, la intervalstica, todo lo concibo en función de las posibilidades de la trompa. En el caso concreto del Tríptic es la orquesta completa".En Valencia son especialmente conocidas sus obras para instrumentos de viento, quizá por el amplio cultivo que tiene este tipo de instrumentos. Blanquer, sin embargo, no tiene preferencias: "Lo que me gusta hacer es música, y tengo mucha música para cuerda. También me gusta mucho el piano. Y el coro".
Para Amando Blanquer, hay dos formas de componer: "Hay quien establece un código técnico y todo lo adapta a él. Yo, por el contrario, intento hacer una música desde dentro, desde el humanismo más radical y con los medios técnicos que tengo en mi mano. Me gusta hacer una música humanista, lejos de los jeroglíficos". En la música de Amando Blanquer hay una relación con la tierra, pero alejada tanto de las citas folclóricas como del descriptivismo. "No es que me desagrade lo que se llama folclore; pero lo que yo intento es reflejar la luz, el color... lo que hace Sorolla en sus cuadros. Y de una forma no descriptiva; es música pura, de un pensamiento abstracto. Lo que quizá puede que tenga son unos elementos expresivos y coloristas de instrumentación, pero es una música muy abstracta".
Únicamente una de sus composiciones, la Sinfonía Muntanyenca, tiene unas referencias geográficas concretas, pues está compuesta en relación con la sierra de Aitana, y se podría calificar de descriptiva. "Pero es una descripción muy subjetiva y, sobre todo, no literaria".
El Tríptic orquestal tiene un tono virtuosístico y está hecho, dice Blanquer, "pensando en el divertimento de la orquesta". Consta de tres tiempos -Preludi, Coral, Toccata-, que hacen referencia a formas clásicas de la música, pero "insertas en nuestro tiempo, tratadas con un lenguaje actual".
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