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Alfonsín pide cooperación a sus adversarios

El presidente Raúl Alfonsín pidió ayer la cooperación de la oposición para superar la situación de extrema gravedad por la que pasa la economía argentina. En su discurso ante la Asamblea Legislativa -diputados y senadores- en la inauguración del año parlamentario como Cada Primero de Mayo, Alfonsín afirmó que un solo partido, aun siendo mayoritario, no puede resolver los graves problemas por los que. atraviesa la nación.

Vestido de calle, sin el tradicional frac, el presidente Alfonsín pronunció un discurso deliberadamente moderado y tranquilo, en un esfuerzo por recuperar la normalidad presidencial, alterada por los acontecimientos de las dos últimas semanas: rumores golpistas y comienzo del juicio de las juntas militares.No asistieron a la sesión dos de los cuatro grupos parlamentarios en que se encuentran divididos los legisladores peronistas: los seis diputados de la guardia de hierro y los 15 de la corriente bonaerense Diecisiete de Octubre, que encabeza Herminio Iglesias.

Alfonsín, en tono seguro y relajado, fue aún más allá que en su intervención en la plaza de Mayo y aseguró que la penuria será la compañera de los argentinos en los próximos meses.

Además de la indirecta oferta de colaboración a la multidividida oposición peronista, los ejes de su discurso pasaron por el anuncio de una drástica y progresiva reforma tributaria y una lucha decidida contra la especulación financiera y en general contra la inmoralidad económica, civil y pública.

Con el ministro de Economía, Juan Sourrouille -un técnico sin afiliación partidaria, dibujado en los periódicos con casco de acero militar-, las primeras medidas de la economía de guerra auguradas por Alfonsín han comenzado a ponerse en práctica. El Gobierno ha congelado todas las vacantes en la Administración pública, a excepción de las correspondientes a la docencia, la salud y la seguridad ciudadana; se ha reducido en un 12% la distribución de caudales al sector público en el año corriente, y se ha anunciado el envío a las cámaras de una ley de ahorro obligatorio que alcanzará a quienes ganen más de siete veces, el salario mínimo -90 dólares (unas 15.500 pesetas) cada salario mínimo- y para los contribuyentes de los impuestos a las ganancias, al capital y al patrimonio neto.

Por su parte, la Confederación General del Trabajo (CGT) celebró el Primero de Mayo en Rosario, tercera capital del país, con un paro activo y una concentración de rechazo de las medidas de austeridad económica del Gobierno. En otras capitales, la CGT intentará continuar sus movilizaciones hasta cufininar, el 23 de mayo, en una marcha sobre la Casa Rosada y en un hu.elga general de 24 horas.

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