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Los sindicatos contra el Gobierno en el Primero de Mayo

Redondo afirma que existen fuertes diferencias con el Ejecutivo

Nicolás Redondo, secretario general de UGT, reafirmó ayer las profundas diferencias que separan al sindicato socialista del Ejecutivo y reivindicó para esta central "muchos de los logros del Gobierno". Por encima de cualquier consideración, los actos organizados por UGT sirvieron para dejar patente las divergencias existentes dentro de la familia socialista.No hubo representación alguna del Gobierno -ni un sólo ministro compareció en los actos- y los representantes del PSOE fueron invitados de piedra. Se limitaron a ocupar su sitio en la presidencia, al lado de los dirigentes sindicales. Unas 10.000 personas, según la estimación más generalizada -80.000 según el Gobierno Civil, en torno a 20.000 según alguno de los organizadores- aguantaron a pleno sol las distintas intervenciones. No obstante, durante todo el día no cesó la afluencia de trabajadores a los actos.

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Nicolás Redondo reconoció en su intervención que la confrontación entre la central y el Gobierno es "más dura que nunca", y está centrada sustancialmente en la reforma de la Seguridad Social. "No es un problema de personas", dijo. "Lo que ocurre es que el Gobierno toma decisiones que no pueden ser compartidas por UGT". Este sería el caso del proyecto sobre pensiones. "Si lo aprueban, que lo hagan bajo su responsabilidad. Si no coincidimos, UGT actuará en consecuencia".

El mensaje de Redondo tuvo dos partes. Por un lado, la necesidad de marcar distancias respecto a posturas del propio Gobierno, y, por otro, el mantenimiento de una coherencia socialista que refuerce a la organización.

Así, refiriéndose a políticas económicas liberales, destacó que "algunas recetas que se nos dan como nuevas, son muy viejas y siempre han sido perjudiciales para el socialismo y para los trabajadores". De la economía de mercado dijo: "En este sistema hay mucha injusticia y mucha hambre". La obligación del Estado, añadió, es que disminuyan esas diferencias.

Nicolás Redondo reivindicó el socialismo -"no me uniré a nadie, para atacar al Gobierno, porque antes que nada soy socialista"-, pero abogó porque precisamente desde estos postulados había que aplicar sistemas más justos. Reclamó para el sindicato el éxito que el Gobierno había obtenido en su política económica y, con cierta amargura, recordó que "muchos de sus logros se han obtenido con la responsabilidad de UGT". A este respecto recordó que "ha habido una desaceleración excesiva de las rentas salariales que han sido positivas en algunos aspectos para la política global, pero "con excesivos sacrificios".

Antes de Redondo, el alcalde de Madrid, Tierno Galván, que lucía un pañuelo rojo al cuello y traje cruzado, arrancó el entusiasmo de los asistentes al decir que los sindicatos "deben presionar más a los Gobiernos" y no deben limitar su lucha a las reivindicaciones obreras, sino extenderla a toda forma de injusticia. "Los sindicatos", afirmó el alcalde de Madrid, "son el factor de unión entre los Gobiernos y el pueblo. No deben claudicar nunca".

Javier de Paz, secretario general de las Juventudes Socialistas, anunció que convocarían manifestaciones ante la visita del presidente Reagan. Y Joaquín Leguina, presidente de la comunidad autónoma, que intevino como secretario general de la Federación Socialista Madrileña, calificó de insulto al pueblo norteamericano y al pueblo español la afirmación de Reagan sobre que los brigadistas habían equivocado el bando en nuestra guerra civil. Leguina destacó que el paro afectaba especialmente al colectivo de los más jóvenes.

Benjamín Castro, secretario general de Madrid de la central sindical socialista, que presentó el acto, centró su intervención en la necesidad de instrumentar diversas políticas de empleo.

Convocatoria de la CNT

Por otra parte, la convocatoria realizada por la CNT en Madrid, presidida por el secretario general del sindicato, José March, aglutinó a unos 1.500 manifestantes, según estimaciones facilitadas por el Gobierno Civil, algunos de los cuales pertenecían al Partido Humanista No obstante, los manifestantes desviaron constantemente sus consignas hacia la próxima visita del presidente norteamericano Ronald Reagan, el paro y la reforma de la Seguridad Social.

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