Preocupación en los países latinoamericanos por el endeudamiento exterior del Tercer Mundo
JOAQUÍN ESTEFANÍA ENVIADO ESPECIAL, Es absurdo creer que el problema del gigantesco endeudamiento exterior del Tercer Mundo se ha debilitado o está en vías de solución. Por el contrario, en muchos casos se ha agravado y amenaza con poner fuera de control a amplias zonas del mundo. Éste es el principal mensaje de la sesión inaugural de la reunión de expertos sobre crisis y desarrollo de América Latina y el Caribe, que se celebra en Santiago de Chile.
Pocas horas antes de que se inicie en Bonn la cumbre de los siete países más ricos de la Tierra, América Latina intenta, una vez más, que su voz sea escuchada en este foro. El año pasado, inmediatamente después de que los jefes de Estado de los siete se reunieran en Londres y el presidente Reagan se comprometiese a un esfuerzo por controlar los tipos de interés, el precio del dinero se elevaba medio punto en Estados Unidos, haciendo más impracticable si cabe el pago de la deuda exterior de los países en vías de desarrollo, que según el Banco Mundial alcanzará a finales de este año 970.000 millones de dólares.Enrique Iglesias, anterior secretario general de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y hoy ministro de Asuntos Exteriores uruguayo y secretario del Grupo de Cartagena, es el mensajero de la región. Iglesias se está convirtiendo en uno de los hombres claves del proceso político y económico de la zona, ya que está consiguiendo poner de acuerdo a Gobiernos de las ideologías más dispares en la necesidad de un diálogo político con los países acreedores en el tema de la deuda.
Un problema político
"Lo peor que le podría pasar al mundo hoy es que creyese que el problema de la deuda está arreglado o está a punto de arreglarse. Por el contrario, en muchos casos se está agravando. Ha habido prórrogas, se dilatan los pagos, pero no se arreglan. Una América fuera de control es un problema político para todo el mundo. Por eso pedimos un diálogo político, no para politizar la deuda", dijo Iglesias ante el pleno de la reunión técnica de la CEPAL.
Iglesias llegaba de entrevistarse con algunos ministros de Asuntos Exteriores europeos, para explicarles exhaustivamente en qué consiste el consenso de Cartagena (formado por los Gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México, República Dominicana, Perú, Venezuela, Colombia y Uruguay). Desde Santiago de Chile se trasladará a Roma para ver a Giulio Andreotti, ministro de Asuntos Exteriores italiano.
Asimismo, el presidente uruguayo, Sanguinetti, ha hecho llegar una carta a los presidentes de los siete grandes, en nombre del Grupo de Cartagena, en la que América Latina pide un "enfoque integral al problema de la deuda" y un diálogo político para solucionarlo.
Sorprende el hecho de que, frente a una cierta indiferencia por parte de las recientes asambleas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial con respecto al creciente endeudamiento de América Latina (al finalizar el año la deuda de la religión superará los 400.000 millones de dólares), en la reunión de CEPAL se detecta un pesimismo explícito. Por primera vez en mucho tiempo, en las conversaciones entre pasillos se habla claramente de los peligros de una involución política, motivada por una situación económica insostenible, en países que hace poco han recuperado las libertades.
La deuda intelectual
Un centenar de intelectuales, economistas y políticos está reunido a partir del lunes pasado en una mesa redonda en la sede central de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en Santiago de Chile, para tratar de domesticar la crisis desde el punto de vista teórico.Hay crisis del capitalismo, se ha dicho, pero no decadencia del mismo.
No deja de ser paradójico que haya sido Raúl Trebisch, uno de los fundadores de CEPAL, cuya edad supera ya largamente los 80 años, quien más haya llamado la atención sobre la necesidad de innovar desde el punto de vista de la teoría económica. "La innovación tecnológica no ha llegado a la economía", dijo Trebisch.
Sin embargo, la crisis de las ideas, la deuda intelectual, no es específica del tercer mundo y de América Latina. Es también patrimonio de los países desarrollados. Ni las políticas económicas ortodoxas -neoliberales- ni las heterodoxas -keinesianismo o socialismo- encuentran respuestas a los fenómenos de nuestro tiempo. Las ideas de nuestros días, elaboradas en muchos casos en la segunda mitad del siglo XIX, no dan soluciones a los problemas de hoy.
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