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Entrevista:

Desmond Tutu: "Todavía existe una posibilidad de evolución pacífica en Suráfrica

"La nueva Constitución no es democrática, porque excluye al 73% de los ciudadano?. -"La situación de la población negra es desesperada"

CARLOS MENDO La entrevista se celebra en el pequeño despacho que el obispo Tutu tiene en la parroquia de St. Albans, en el barrio de Ferreiras. Un cuadro modernista de Cristo en la cruz constituye el único decorado de la habitación. El obispo está en mangas de camisa. Viste traje gris claro con alzacuello y juega nerviosamente a lo largo de la entrevista con una cruz que pende sobre su pecho. La conversación es interrumpida varias veces por llamadas de periodistas de varias partes del mundo. Y es que el Gobierno decididió el viernes darle un pasaporte surafricano válido hasta finales de año. "Mi pasaporte fue confiscado dos veces anteriormente. Después me dieron un documento de viaje en el que se podía leer: 'Nacionalidad, todavía no determinada'. Cada vez que quería ir al extranjero tenía que pedir permiso", comenta el obispo.

Pregunte: ¿Cómo describiría la situación de la población negra de Suráfrica?

Respuesta: En general, es desesperada. Suráfrica es un país muy polarizado y dividido entre los que desempeñan el Gobierno y sus colaboradores y las víctimas del sistema, de una parte, y los que se niegan a trabajar dentro del sistema para realizar el cambio, de otra. Este último grupo está cada día más politizado y radicalizado, y siente que tiene que adoptar una actitud más firme para cambiar el perverso sistema de apartheid.

P. ¿Qué piensa de la nueva Constitución y del sistema tricameral, en el que las minorías mestiza y asiática tienen por primera vez representación parlamentaria?

R. Algunas personas lo han calificado de "paso en el buen camino". Y yo me pregunto hacia dónde nos lleva ese camino. Porque esa nueva Constitución excluye al 73% de la población de Suráfrica y, por tanto, no se puede pretender que sea democrática. Las tres Cámaras están basadas en las etnias de tal forma que lo que hace la Constitución es consolidar el principio de etnicidad. El porcentaje de participación en las comisiones mixtas está establecido sobre la base de cuatro blancos, dos mestizos y un indio. Lo que hace la Constitución es claramente perpetuar el dominio de la minoría blanca. Las cosas para los negros están ahora peor, que cuando el Partido Nacional llegó al poder (en 1948).

P. ¿Cómo juzga la abolición por el Gobierno de las leyes sobre prohibición de matrimonios mixtos y de la sección 16 de la ley de Inmoralidad sobre Relaciones Sexuales Interraciales?

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R. Es una buena cosa para aquellas personas afectadas que pasaron una situación angustiosa en el pasado. Pero hay que decir, en primer lugar, que esas leyes fueron introducidas por este Gobierno en 1948 y ahora nos retrotraemos a ese año. Hay que poner de manifiesto que no se puede desmantelar el apartheid a trocitos. El cambio fundamental que tiene que ocurrir es compartir el poder.

P. ¿Con quién debería dialogar el Gobierno para asegurar una transición pacífica en Suráfrica?

R. Con aquellos a quienes el pueblo considera sus representantes auténticos. En la comunidad negra no existe la menor duda de que por delante de todos se encuentran Nelson Mandela y sus colaboradores. Y estas personas están en la cárcel o en el exilio.

P. ¿Cree usted que la ultraderecha blanca aceptará alguna vez ese diálogo entre el Gobierno y el African National Congress cuando incluso ha declarado la guerra a las mínimas reformas iniciadas?

R. Si el ritmo de cambio tiene que ser marcado por los menos dotados, entonces nunca se va a conseguir nada. En todo caso, no creo que ese sector represente una amenaza seria para el Gobierno, incluso teniendo en cuenta sus reacciones primitivas.

P. ¿Tiene alguna fe en la propuesta del Gobierno sobre la creación de un foro interpartidista que discuta la futura participación constitucional de la mayoría negra?

R. De mis anteriores respuestas puede usted deducir que no estoy a favor de la propuesta hecha en este sentido por el presidente Botha, entre otras cosas porque ese foro no tiene ninguna fuerza legislativa o de otro tipo. Es un organismo consultivo que no va a tener poder de obligar. Y no puedo por menos de pensar que es otro intento de recrear organismos ya existentes en el pasado, como el Consejo de Representación de Nativos, que solía aconsejar al Gobierno en materias relativas a los nativos sin ningún poder ejecutivo.

Tiempo para negociar

P. ¿Qué piensa de la declaración hecha en Estados Unidos por el líder del Congreso Nacional Africano, Oliver Tambo, de que está dispuesto a dialogar con el Gobierno blanco y de la propuesta hecha por el líder de la oposición liberal, doctor Frederick van Zyl Slabbert, de actuar de intermediario en una posible negociación?

R. Creo que el propio presidente de la República ha dicho ya que no dialogará con el ANC hasta que renuncie a la violencia. Hace mucho tiempo que me ofrecí a actuar de intermediario entre el ANC y las autoridades, y he de decir que si mi oferta se hubiera aceptado entonces probablemente no estaríamos donde estamos ahora... no sé. Me temo que las autoridades no aceptarán la oferta.

P. ¿Cree usted que todavía hay tiempo para una evolución pacífica o, por el contrario, cree que el tiempo se ha acabado y el país se encamina hacia una revolución?

R. Sí, creo que todavía existe una posibilidad de cambiar la situación por medios razonablemente pacíficos. Y si las autoridades anunciasen su disposición a desmantelar el apartheid como principal punto de discusión en una convención política a escala nacional, estoy seguro de que el ANC estaría dispuesto a abandonar la lucha armada y a participar en la misma.

P. A finales del pasado año mantuvo usted una entrevista con el presidente Reagan. ¿Cree que Reagan entiende la situación de Suráfrica?

R. Bueno, cree que tiene muchos colaboradores que tratan del problema de Suráfrica, y, por tanto, debe entender la situación. Ciertamente, parece entender la situación en Polonia y la situación en América Latina, aunque reaccione de forma distinta con relación a Polonia y Nicaragua que con relación al Gobierno surafricano. Pero creo que sí, que entiende la situación.

P. ¿Cree usted que la retirada de capitales extranjeros es algo bueno o malo para la población negra?

R. Depende del lado desde donde se mire. Si no se tiene el derecho a voto y se intenta cambiar un sistema político, sólo hay dos formas de conseguirlo: o se utiliza la violencia o se utilizan medios pacíficos. Y todo el mundo se pone muy contento cuando se dice que se van a utilizar medios pacíficos. Pero cuando esos medios se hacen desagradables, uno deja de ser popular. Y la desinversión es una estrategia pacífica posible.

P. ¿Pero cree que si las compañías extranjeras, y especialmente las norteamericanas, se van de Suráfrica, la población negra estaría mejor o peor? Porque incluso el presidente de Mozambique, Zamora Machel, y el primer ministro de Zimbabue, Robert Mugabe, están en contra de la desinversión.

R. Mi pregunta es saber si ahora sus economías sufren menos. Porque, por ejemplo, Suráfrica acaba de admitir que ha apoyado al Renamo (la guerrilla de Mozambique). ¿Es que creen esos países que van a tener una posibilidad de supervivencia peor con un Gobierno libremente elegido en Suráfrica?

El Gobierno, preocupado

P. ¿Cómo valora la población negra el apoyo que reciben del extranjero?

R. Estarían locos si no valorasen como se debe la preocupación de otros países por su situación. La valoran tremendamente. Si la preocupación exterior no contase, el Gobierno no estaría tan preocupado como lo está ahora.

P. ¿Qué opina de una posible solución federal para Suráfrica?

R. Mis preferencias personales están a favor de una Suráfrica sin divisiones. Pero si una convención nacional de dirigentes libremente elegidos se pronunciase a favor de un federalismo, yo estaría dispuesto a aceptar esa solución. Pero yo no soy un experto constitucionalista y, por tanto, no puedo hablar de las diferentes opciones. Lo único que puedo decir es que la única opción aceptable será la que no sea opresiva, injusta o discriminatoria. La cuestión principal antes de hablar de cualquier otra cosa sigue siendo el sistema de apartheid.

P. ¿Qué ha significado para usted la concesión del Premio Nobel de la Paz?

R. Ha sido un tremendo honor, que he recibido con humildad y con una gran satisfacción. He sentido también una gran emoción por nuestro pueblo. Y he de decir que ha sido también importante para el Consejo Surafricano de las Iglesias, que estaba siendo sometido a una campaña de descrédito por parte del Gobierno. Ha sido un galardón concedido a través mío a los que están comprometidos en la lucha por la justicia y por la paz en nuestra tierra, y especialmente para la gente del pueblo, víctima de un sistema desalmado.

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