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Richard L. Simmons

Cirujano e inmunólogo de Minneápolis, es el director del servicio que más trasplantes ha realizado en el mundo

Richard L. Simmons está en España, invitado por el hospital de la Esperanza del Ayuntamiento de Barcelona, para disertar sobre las drogas inmunodepresoras en el trasplante de órganos. El doctor Simmons es profesor de cirugía, inmunología y microbiología y desempeña el cargo de director del servicio de trasplantes del hospital de la universidad de Minnesota, en Minneápolis, un departamento que es el que más trasplantes ha realizado en el mundo. Paciente con los periodistas y divulgador con los científicos, viste con la elegancia propia de un bostoniano. Por algo nació en la capital del Estado de Massachusetts.

Richard L. Simmons tiene 51 años y su tarea como investigador es muy destacada, como lo demuestran sus aportaciones en el campo de los trasplantes renales en diabéticos, de los trasplantes en niños, de la descripción de los procesos víricos y del uso del suero antilinfocitario. Podría decirse que es un polifacético de la investigación. Tiene dos libros que se consideran fundamentales: uno sobre patología infecciosa y otro sobre técnicas quirúrgicas en el trasplante de órganos. Le gusta nuestro país, donde estuvo por primera vez el año pasado, y reconoce el alto nivel de la medicina española en materia de trasplantes.Su departamento lleva a cabo cada año entre 180 y 200 trasplantes de riñón, 25 de páncreas, 25 de hígado y entre 16 y 20 de corazón. El porcentaje de éxito -es decir, aquellos que superan el primer año- en corazón es del 93%, en hígado del 65%, en páncreas del 30% y en riñón oscila entre el 85% y el 93%, según sea un órgano de cadáver o de ser vivo. En el caso de los trasplantados de páncreas e hígado, el fracaso del órgano no supone necesariamente la muerte del individuo, pues el paciente es susceptible de recibir otro.

"Los trasplantes técnicamente más resueltos son los de riñón y corazón", explica el doctor Simmons. "El incremento de estos últimos se ha debido sobre todo a la aparición de un fármaco, la ciclosporina, que ha reducido las posibilidades de rechazo. Los de hígado y páncreas ofrecen serias dificultades para el cirujano".

Simmons considera que la ciclosporina es "una droga muy buena", pero contrariamente a como se administra en Europa, en Minnesota la combinar con otros dos productos: la azatioprina y el suero antilinfocitario. "El uso paralelo de estas dos drogas más antiguas permite que reduzcamos la cantidad de ciclosporina y el riesgo de toxicidad en el riñón que, en ocasiones, aparece en los trasplantados a los que se aplica en altas dosis". El cóctel inmunodepresor está siendo corregido en sus proporciones y antes del verano publicarán el resultado de sus experiencias en los últimos seis meses.

El doctor Simmons parece tener dudas sobre el corazón artificial, aunque es cauto al hablar del tema: "El trasplante de corazón puede comportar un rechazo inmunológico; en cambio, en la aplicación de un corazón mecánico suelen producirse problemas inflamatorios. El inconveniente más importante todavía por resolver son las roturas de tejidos en las conexiones orgánicas".

Extrañado por los bajos sueldos que cobran los médicos que trabajan en los programas de trasplantes de los grandes hospitales españoles, el profesor Simmons señala que en Estados Unidos el panorama es otro y que su sueldo le da incluso para adquirir litografías de grandes pintores. "Estoy especialmente orgulloso de cinco litografias de la Tauromaquia de Goya, que conseguí comprar en una subasta". Su talla científica y su afición por el arte sirven para definirlo. Pero también su humor inglés, que le llevó a decir en público, cuando fue invitado a dar su ponencia en el simposio: "Muchas gracias por su maravillosa presentación, de la que desgraciadamente no he entendido nada".

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