La integración en Europa

Después de un largo y duro proceso negociador, con etapas muy críticas y difíciles, se ha llegado a un acuerdo mutuo aceptable por el cual, y si no surge ninguna sorpresa política impredecible, nuestro país formará parte de la organización del Tratado de Roma a principios de 1986.Esta plena incorporación a Europa no debe hacernos dormir en los laureles, es decir, viendo este importante, acontecimiento con un optimismo total, pensando que nuestros amigos europeos vendrán a sacarnos las castañas del fuego, pero tampoco podemos observar este hecho desde una óptica de derrotismo y negación absoluta, creyendo de una manera simplista que vamos a quedar lamina dos por los potentes monopolios europeos; la realidad de los hechos es que las diferentes empresas europeas, francesas y alemanas occidentales principalmente, ya están aquí, estaban cuando se produjo la integración; por consiguiente, los argumentos aislacionistas para defender nuestras posesiones quedan bastante devaluados; además, aunque no entráramos en la CEE, tendríamos igualmente que reestructurar nuestro aparato productivo.

En suma, la entrada de España en el club europeo debe interpretarse como un reto histórico para la modernización de nuestro país en general, la oportunidad para hacer posible, poco a poco, la necesaria innovación de nuestra sociedad, saliendo del aislamiento y ostracismo en que en cierta medida aún se encontraba y se encuentra nuestro país.-