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El Senado estadounidense pide a Reagan que no visite en la RFA un cementerio hitleriano

El Senado estadounidense ha enviado una carta al presidente Ronald Reagan en la que le pide que, durante su próxima visita a la República Federal de Alemania (RFA), no visite un cementerio de soldados alemanes con medio centenar de tumbas de las SS hitlerianas. Esta protesta, firmada por 53 senadores (42 demócratas y 11 republicanos), pretende recordar a Reagan que 19.000 norteamericanos murieron en 1944 por la ofensiva alemana. En la propia RFA se ha producido una polémica en torno a la visita de Reagan.

Los comentarios radiofónicos en la RFA hablan de "vergonzosa ampliación de programa", "falta de sensibilidad de Bonn" y "Washington pierde la cara". A dos semanas de la llegada del presidente norteamericano, primero para la cumbre de países ricos, en Bonn, y luego para la visita a la RFA, la discusión sobre el programa ha desembocado en la confusión y alcanza altas cotas de mal gusto.La visita de Reagan iba a coincidir en un principio con el 40º aniversario del final de la II Guerra Mundial. En un primer momento se habló de un acto en un campo de concentración, pero esta idea se desechó para evitar lo que podía considerarse una afrenta a los alemanes occidentales, hoy aliados de Estados Unidos en la OTAN. Desde Washington y Bonn se empezó a insistir en la idea de acentuar los valores de la nueva democracia alemana, encarnada por la RFA y surgida de la caída del nazismo.

Por sugerencia del canciller, Helmut Kohl (democristiano), se incluyó en el programa de Reagan una visita a un cementerio de soldados alemanes en la ciudad de Bitburg. KohI lanzó la idea con una referencia al acto celebrado en Verdún, donde el otoño pasado, cogido de la mano del presidente francés, François Mitterrand, consiguió un golpe de efecto muy alabado por los medios próximos al canciller de la RFA como gesto de "reconciliación por encima de las tumbas de la I Guerra Mundial". Incluso se utilizó como modelo para una reconciliación con Polonia, aunque sin mencionar la diferencia importante de que nadie de la RFA reclama hoy en día los territorios franceses de Alsacia y Lorena, pero todavía hay nostáigicos que quieren recuperar Pomerania y Silesia, que en las fronteras de 1937 formaban parte del Reich alemán.

El anuncio de que Reagan visitará el cementerio de soldados alemanes de Bitburg atrajo la atención de periodistas y equipos de televisión, que filmaron las tumbas de muchos miembros de las SS hitlerianas allí enterrados. Incluso circula por Bonn la versión de que algunos integrantes de las SS enterrados en Bitburg participaron en la matanza de Malmedy, donde el 17 de diciembre de 1944, al comienzo de la ofensiva de las Ardenas, fueron asesinados soldados norteamericanos que habían sido hechos prisioneros.

Para diluir las protestas por la presencia de Reagan en Bitburg y quitar el mal sabor de boca parece haberse logrado ahora una compensación: el presidente norteamericano quiere visitar un campo de concentración nazi. Para salvar la cara del canciller, el portavoz del Gobierno, secretario de Estado Peter Boenisch, leyó a los periodistas parte de una carta de Kohl a Reagan en la que le sugiere que visite un campo de concentración "para volver al proyecto inicial".

De esta forma se trata de difundir la idea de que Kohl siempre estuvo de acuerdo con la visita de Reagan a un campo de concentración nazi. El canciller de la RFA es un político avezado para escuchar de dónde sopla el viento y se ha dado cuenta de que la línea de hacer como si la historia de la RFA empezara después de la guerra y fuera posible suprimir el pasado no siempre funciona.

Kohl reacciona con una cierta alergia ante el tema del pasado alemán y así lo demostró cuando dijo que no se puede cargar a la actual RFA la culpa del nazismo. Insiste en que, por su edad (54 años), él no tuvo nada que ver con aquello. Esta casi permanente negativa a afrontar abiertamente la carga del pasado, quizá para no enfrentarse a los sectores dere chistas de su electorado, coloca en situaciones comprometidas al canciller. El próximo domingo Kohl asistirá a un acto en el campo de concentración de Bergen-Belsen, lo que le permitirá ofrecer una imagen de hombre sensible ante los crímenes del holocausto.

La visita de Reagan no sólo ha despertado polémicas por su presencia o no en los cementerios y campos de concentración. También un acto previsto en Harnbach será motivo de polémica. En Hambach se manifestaron en 1832 miles de alemanes a favor de los derechos humanos en solidaridad con las ideas de la Revolución Francesa y por la libertad de Polonia. Allí, Reagan pronunciará un discurso a la juventud. Los jóvenes socialistas (jusos) de Renania-Palatinado han anunciado para la víspera una manifestación contra la presencia de Reagan por lo que consideran "un desprecio de las tradiciones democráticas alemanas".

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