González indica marzo de 1986 como fecha "más probable" para el referendum de la OTAN

El presidente del Gobierno, Felipe González, indicó ayer el mes de marzo de 1986 como el más probable para la celebración del prometido referéndum sobre la permanencia o no de España en la OTAN. Preguntado al respecto por un grupo de periodistas, González admitió que marzo parece la fecha más viable, dado el calendario electoral gallego y andaluz, y la prohibición, contenida en la ley de referéndum, de celebrar una consulta popular tres meses antes o después de unos comicios de cualquier clase.

Con ello, parece perfilarse con cierta nitidez el futuro calendario político que maneja el Ejecutivo. González admitió recientemente como lógica" la posibilidad de que las próximas elecciones generales tengan lugar en los meses de mayo o junio de 1986, coincidiendo por tanto con las autonómicas andaluzas, y no se agote la legislatura, hipótesis esta última que implicaría que las elecciones legislativas fuesen convocadas en octubre de 1986."La Prensa lo ha publicado ya", dijo el presidente: del Gobierno, tras revelar que el próximo mes de marzo se perfila como el del referéndum. González se refería a los cálculos expresados el pasado lunes por los dirigentes de la llamada mesa por el referéndum, que avanzaron como fechas más probables los días 23 de febrero, (claramente inviable por sus connotaciones históricas), el 2 o el 9 de marzo, ambos domingo. Ayer mismo, Felipe González dijo a la televisión estatal italiana que el referéndum tendrá lugar en primavera.

Esta nueva precisión del presidente González se produce cuando faltan pocos días para la celebración de una fiesta popular, organizada por las mesas por el referéndum, animadas básicamente por el PCE y pequeñas formaciones de izquierda, como la federación progresista de Ramón Tamames, quien preside estas mesas.

González anunció por primera vez que el prometido referéndum se celebraría "antes de marzo de 1986" con motivo del discurso que inauguró el debate sobre el estado de la nación, el pasado día 23 de octubre. Curiosamente, este anuncio fue inmediatamente posterior a la publicación de una larga lista de nombres de intelectuales y profesionales, algunos de ellos muy próximos al PSOE, que apoyaban la iniciativa de las mesas por el referéndum.

La visita de Reagan

Sin embargo, las declaraciones de Felipe González tienen lugar también cuando faltan ya escasos días para la llegada a España del presidente norteamericano, Ronald Reagan, quien viajará a Madrid el próximo 6 de mayo. Medios del Grupo Parlamentario Popular especulaban ayer con la posibilidad de que el presidente haya querido dejar en claro, poco antes de esta visita, que la consulta popular se celebrará sin lugar a dudas. El jefe del Gobierno trataría con ello de desechar también de manera definitiva las especulaciones surgidas periódicamente en medios de la oposición, según las cuales las elecciones generales podrían ser anticipadas a finales de este año o comienzos del próximo, para evitar así la celebración de un referéndum desaconsejado por varios países de la CEE.

Teóricamente, también sería poco grato a los ojos de Washington, pero todo parece indicar que EE UU no se muestra excesivamente contrario a la celebración de este referéndum, y así lo admitió recientemente el líder de la operación reformista, Miquel Roca, tras haber mantenido contactos con destacados políticos norteamericanos. Según estas tesis, EE UU juzga que, en el peor de los casos, siempre podría mantener sus bases en territorio español, como alternativa a una eventual salida de España del club atlántico.

Por otro lado, el Gobierno de Madrid ha dado las suficientes garantías a sus contertulios europeos y norteamericanos, en el sentido de que el referéndum finalmente se ganará para las tesis favorables al sí a la OTAN, con la contrapartida del desmantelamiento de las bases norteamericanas. Algunos dirigentes de la Europa comunitaria, como el primer ministro socialista italiano, Bettino Craxi, desaconsejaron vivamente a González la celebración de esta consulta popular, no tanto por temor a que se perdiera, sin principalmente para evitar un contagio en sus propios países.

Medios gubernamentales y socialistas han admitido que a partir del próximo otoño se pondrá en marcha una campaña que tratará de inclinar a la opinión pública española para que vote sí a la OTAN en el referéndum.

No se conocen cómo será esta campaña, en la que el Gobierno liará un abundante uso de los medios públicos de difusión y se relacionará indirectamente la permanencia en la OTAN con la facilidad para que los Parlamentos europeos ratifiquen el tratado de adhesión a la CEE.