González apela a la construcción de una comunidad no supeditada a intereses políticos exteriores
El presidente del Gobierno español, Felipe González, hizo ayer en Madrid un llamamiento a los socialistas europeos para que contribuyan a convertir a Europa en una fuerza política y económica unida, río supeditada a intereses políticos exteriores. González clausuró el XIV Congreso de la Unión de Partidos Socialistas de las Comunidades Europeas. El secretario general del Partido Socialista francés, Lionel Jospin, anunció ayer que la ratificación de la adhesión de España y Portugal a la Comunidad Económica Europea por parte del Parlamento francés está garantizada y se realizará este año gracias a la mayoría de su partido en la Asamblea Nacional.
El congreso, en el que durante dos días se dieron cita en Madrid delegados de 21 partidos socialistas de Europa e Israel, -siete de ellos en calidad de observadores-, estudió fórmulas de renovación de la idea europea, el papel a jugar por el viejo continente en el mundo y las vías para solucionar los problemas económicos e institucionales de la comunidad tras la adhesión de España y Portugal.En su discurso de clausura Felipe Gonzalez manifestó que Espafía no sólo no será un obstáculo para la modernización de la Comunidad sino que asumirá, un papel activo para hacer frente a los retos que se le plantean a Europa, fundamentalmente el problema del desempleo, que afecta a 12 millones de habitantes en el ámbito de la CEE, y el retraso tecnológico respecto a Estados Unidos y Japón, que estimó de 10 años.
"Europa", dijo González, "no puede resignarse a un mundo bipolar, y desde la solidaridad con los aliados en el mundo occidental, debe luchar por crear confianza entre los bloques para favorecer el desarme y un futuro libre de amenazas.
Felipe González pidió a la Comunidad apoyo para las nuevas democracias nacidas en Latinoamérica, asediadas por problemas económicos que ponen en peligro su estabilidad política. El ingreso de España y Portugal en la CEE hacen de las lenguas de estos países latinoamericanos idiomas oficiales de la Comunidad, lo que debe favorecer el conocimiento mutuo, una comprensión intensificada y un estrechamiento de vínculos permanentes. Por otra parte, expresó su preocupación por el fenómeno del terrorismo, y señaló que si bien no será la violencia la respuesta de las; sociedades democráticas, éstas no pueden permanecer impasibles ante el ataque contra sus fundamentos.
Un "buen acuerdo"
Lionel Jospin manifestó en su intervención en la sesión que el proceso de negociación para la adhesión de España y Portugal fue difícil, pero muy serio, lo que supone una garantía. "Se trata de un buen acuerdo", señaló. El representante de los socialistas franceses dijo que no hay peligro de que España pierda "su alma y originalidad" en la Comunidad y que, por el contrario, aportará mucho a Europa. Jospin solicitó decisión para incrementar la efectividad de la CEE, haciendo para ello las necesarias reformas institucionales.
Calificó Jospin de "absolutamente necesaria" una nueva política mediterránea de la Comunidad para que la integración de España y Portugal no perjudique a países ribereños tales como Israel y los países del Magreb. "Europa", dijo, "debe recuperar la confianza en sí misma y ser consciente de sus posibilidades. Éstas, sin embargo, sólo podrán desarrollarse cuando Europa no tenga de doblegarse a intereses ajenos.
El vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra, que presentó un informe sobre el papel de Europa en el mundo, puso énfasis en la necesidad de superar la actual bipolaridad en las relacione internacionales y manifestó que deberían establecerse los mecanismos para que, en las conversaciones de Ginebra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, se pudiera oír más directamente la voz de Europa, "al fin y al cabo, destinataria de cualesquiera medidas que puedan adoptarse en las conversaciones".
Guerra recordó a los países del Este de Europa, "a los que no podemos renunciar como europeos" "Nuestra Europa comunitaria es una parte de una realidad más ambiciosa en la que también tiene ea bida la otra Europa".
Abogó por una presencia de la Europa unida en el mundo como portadora del mensaje de la liber tad y la dernocracia como bienes supremos, "desde una visión profundamente humanista de desa rrollo de la persona".
Finalmente, Guerra pasó revista, desde la óptica de los socialis tas europeos, a los principales fo cos de conflicto en el mundo.
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