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El músico Alfredo Aracil estrena 'Las voces de los ecos', dedicada a Tomás Marco

MadridEl nombre de Alfredo Aracil llega la Orquesta Nacional por vez primera con el estreno de Las voces de los ecos, que hoy, mañana y pasado dirige Luca Pfaff y canta Jane Maning en el Teatro Real, de Madrid. Aracil es madrileño, tiene sólo 30 años y, sin embargo, en el ambiente universitario hace tiempo que se habla de su libro sobre arte del siglo XX como del Aracil. La obra está dedicada al compositor Tomás Marco.

Alfredo Aracil entró en la música a través del sonido leve de la guitarra, y en la profesión universitaria, com licenciado en Historia del Arte en la universidad Complutense. La expresión musical de su tiempo le interesó en su totalidad, y por ello trabajó en España con quienes podían representarla -desde Cristóbal Halffter y Carmelo Bernaola hasta Tamayo, pasando por Tomás Marco- antes de asistir a las clases darmastadtianas de Stockhausen, Xenakis Wolf o Kagel.

'El silbo vulnerado'

En 1976, el músico veinteañero sale a los medios con El silbo vulnerado, pero su primera partitura decididamente representativa quizá sea la Sonata número 21 Los reflejos, de la que son deudoras las obras Punta altiva (1983) y Las voces de los ecos, escrita por encargo de la Orquesta Nacional de España para orquesta y voz femenina."Es una obra", dice Alfredo Aracil, "en la que juegan numerosos artificios, ideas y procedimientos ensayados y desarrollados en trabajos anteriores. Está dedicada a Tomás Marco, que despertó mi interés por los mecanismos de la memoria y otros problemas y soluciones empleados en mi música hasta la fecha".

"El juego con la memoria" -dice el músico- "se produce por la repetición de elementos y, por vía más indirecta, forzando la comparación: el primero y segundo movimientos, al ser parecidos y diferentes a la vez, evitan la percepción como simple discurso sucesivo".

"Este juego de semejanzas y disimilitudes se produce en el interior de la partitura entre elementos mucho más breves", continúa. "Los versos de Milton que encabezan la partitura aluden a sensaciones de Eva en el comienzo de su existencia. No conoce su imagen, y cuando la ve reflejada en el agua, cree hallarse ante una figura ajena

"Al fin decidí conectarlos con otro reflejo poético, esta vez referente al sonido: las voces de los ecos de que habla Machado en su 'Retrato' de Campos de Castilla", añade. "La evocación de los dos textos, que incluso determinan las estructuras musicales, quizá ayude a comprender el sentido de mi obra".

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