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TRIBUNALES

La Audiencia de León reabre el caso de la pareja tiroteada por la Guardia Civil

La Audiencia Provincial de León ha reabierto el caso de la pareja que fue tiroteada por una patrulla de la Guardia Civil, en octubre de 1983, en una zona solitaria de las afueras de la ciudad. Los novios se encontraban en un vehículo y los agentes les tomaron por delincuentes. De los disparos resultó herida la joven de 19 años (en aquellas fechas) Felisa de la Varga, que sufrió parálisis en las piernas.

LeónLa resolución de la Audiencia que estima el recurso de apelación presentado por la acusación particular ordena la devolución de las actuaciones al juzgado número 3. El titular de este tribunal, Alfonso Lozano Gutiérrez, había ordenado archivarlas por considerar que no existía motivo suficiente para que "el hecho fuera constituitivo de infracción penal". La Audiencia ordena además que se realicen o repitan ocho nuevas diligencias, entre las que cita nuevas declaraciones, informes periciales y la repetición de la reconstrucción de los hechos.El ministerio fiscal no repudió en su día la resolución del juzgado de instrucción que ordenaba archivar el caso, lo que se produjo 18 meses después de que se registrase el suceso.

La joven Felisa de la Varga sufre en la actualidad evidentes secuelas del disparo que la alcanzó en la espalda, y debe desplazarse con la ayuda de bastones. Los hechos ocurrieron en octubre de 1983. Felisa y su novio, José Luis Otero Padierna, estaban en el interior de un vehículo aparcado en las afueras de la ciudad, cuando se sintieron deslumbrados por un turismo que se situaba, con la luz larga encendida, a pocos metros. El joven vio que alguien se acercaba con una linterna y, creyendo que se trataba de gamberros, puso el coche en marcha y se dio a la fuga. Pocos metros después el vehículo fue alcanzado por algunos disparos, uno de los cuales causó a Felisa de la Varga heridas muy graves.

"Se disparó sola"

Las sombras de las personas que se acercaban al coche y a quienes José Luis Otero tomó por merodeadores correspondían a guardias civiles de una patrulla rural, que viajaban en un coche policial sin luces indicadoras ni sirena acústica. La versión ofrecida por la Guardia Civil relataba que, al ponerse en marcha el coche de la pareja, uno de los agentes cayó hacia atrás para no ser arrollado y un bote le golpeó el arma que "se disparé sola".En el recurso presentado ante la Audiencia Provincial, el abogado de la acusación, el letrado leonés Roberto Merino, manifestaba que "si se le disparó el arma es que la había montado previamente y estaba en posición de hacer fuego de forma inmediata". Asimismo, el abogado subrayé la falta de identificación de los miembros de la patrulla, y que una vez comprobada la existencia de una persona herida no se llamó a un médico o ambulancia, sino que se introdujo a la joven en el propio vehículo policial para llevarla a un hospital, con los riesgos consiguientes.

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