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Reagan justifica a la policía de Suráfrica y al ejército israelí

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan justificó, en la tercera conferencia de prensa. de su segundo mandato, la actuación de la policía de Suráfrica y del Ejército de Israel, dos de los principales aliados de EE UU, que el jueves protagonizaron acciones que costaron la vida a 18 personas de raza negra y a dos cámaras libaneses de la cadena norteamericana de televisión CBS, respectivamente. El presidente afirmó que no cambiará su política respecto al Gobierno surafricano, y explicó los sangrientos incidentes diciendo que los manifestantes eran también culpables por provocar los disturbios y que "hay elementos en ese país que quieren soluciones violentas".

WashingtonEn la conferencia de prensa celebrada en la Casa Blanca en la madrugada del viernes, hora peninsular, noche del jueves en Washington, Reagan anunció también que Estados Unidos está dispuesto a conversar con una delegación jordano-palestina, siempre que no incluya miembros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Esta semana, funcionarios norteamericanos han estudiado en Washington con el ministro de Asuntos Exteriores jordano la posibilidad de formar una delegación con palestinos, de Cisjordania, aceptables para Estados Unidos. Reagan se niega a hablar con la OLP, de Yasir Arafat, hasta que ésta reconozca expresamente el derecho a la existencia del Estado de Israel. El presidente reiteró que son los árabes los que tienen que negociar directamente con Israel, sin ninguna participación de EE UU.Aunque no quiso condenar a Suráfrica, Reagan dijo, sin embargo, que el sistema de apartheid "es repugnante", y el secretario de Estado, Georges Shultz, afirmó que lo ocurrido confirma "lo diabólico e inaceptable" del régimen surafricano. Las protestas contra el Gobierno de Pretoria han causado ya la detención de más de 2.500 personas en EE UU, y algunos sectores del Congreso están tratando de promover legislación que castigue a Suráfrica y bloquee las inversiones de Estados Unidos en dicho país.

En el caso de Líbano, el presidente afirmó que los miembros de la CBS estaban mezclados con los civiles que atacaron al Ejército israelí. "Esta es una de las cosas que ocurren en este tipo de guerra", dijo.

El presidente negó que Washington vaya a reconocer a los rebeldes sandinistas como a un Gobierno en el exilio y en el otro gran desafío que mantiene en política exterior y de defensa se declaró optimista sobre las posibilidades de lograr un acuerdo de reducción de armamentos en Ginebra.

Reagan aprovechó su intervención para pedir al país el apoyo al programa del misil MX, al que llama pacificador, y para el que el Senado ha aprobado ya esta semana la concesión de 1.500 millones de dólares de fondos para continuar su construcción. La Cámara de Representantes deberá votar la próxima semana si deben fabricarse 21 cohetes intercontinentales MX. Reagan dijo que los países europeos de la OTAN que han aceptado el despliegue de los euromisiles esperan ahora a ver si el Congreso americano "tiene el mismo valor que ellos".

Ronald Reagan reiteró que "ha llegado el momento" de reunir e con el nuevo líder soviético, Mijail Gorbachov, por lo que considera que existe una "posibilidad razonable" de que se celebre esta cumbre. El presidente, como viene haciéndolo desde hace varios meses, utilizó un tono de gran moderación con respecto a la URSS y volvió a advertir que no aceptará recortes en el presupuesto de defensa.

La intervención de Reagan tuvo un rápido eco en Moscú, donde la agencia Tass criticó fundamentalmente la comprensión mostrada por el presidente con la actuación de la policía surafricana.

Otro aspecto de la intervención presidencial tuvo una respuesta indirecta en la capital soviética, al revelarse que Mijail Gorbachov ha anunciado que va a responder cortésmente a la invitación de Reagan de celebrar una cumbre, informa France Presse.

El propósito de Gorbachov fue anunciado por el primer ministro finlandés Kalevi Sporsa, que en calidad de presidente del Consejo Consultivo de la Internacional Socialista habló ayer con el número uno soviético sobre cuestiones de desarme. "Nos hemos manifestado a favor de tal cumbre", dijo Sorsa. "No hemos recibido ninguna contestación pero eso es normal ya que nos dijo que va a responder cortésmente a la carta del presidente Reagan", que le entregara el vicepresidente norteamericano, George Bush, cuando estuvo en Moscú para asistir a las exequias de Konstantín Chernenko.

En la entrevista de Sorsa con Gorbachov, éste manifestó estar convencido de que "la suspensión del despliegue de los cohetes norteamericanos en Europa junto con la detención del incremento de las medidas soviéticas de respuesta contribuirían seriamente a un acuerdo sobre las cuestiones que se discuten en Ginebra".

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