El empuje militar acelerará la investigación
La fusión por confinamiento magnético, que ha centrado la mayoría de los programas nacionales o supranacionales de investigación sobre fusión nuclear, sólo es susceptible de ser empleada para la obtención de electricidad. Por el contrario, la investigación de fusión por confinamiento inercial tiene un neto punto de contacto con la llamada guerra de las galaxias, más exactamente la iniciativa de defensa estratégica (SDI), propugnada por el presidente norteamericano, Reagan, uno de los puntos que los soviéticos quieren negociar en las conversaciones de Ginebra.El laser que sería necesario crear para poner en marcha la guerra de las galaxias tendría, además de esa aplicación militar, un uso puramente civil: emplearlo para calentar la microbola de deuteriodeuterio que se deposita en un reactor de fusión por confinamiento inercial.
"Estarnos en la misma fase que ha ocurrido en la historia de la humanidad en los años cuarenta", recuerda Velarde, catedrático de Energía Nuclear, "cuando aparecieron los reactores de fisión. Había dos tipos de reactores de fisión (o centrales térmicas de uranio): uno de agua ligera y otro de agua pesada, además del de grafito-gas. Bajo el punto de vista científico era mejor el de agua pesada, por economía de neutrones; en cambio, el de agua ligera podía ser empleado, además de para producir kilovatios / hora, en los submarinos. Estados Unidos y la Unión Soviética se gastaron enormes cantidades de dinero en desarrollar este tipo de reactores. Se sirvieron de él para fines militares y posteriormente lo comercializaron para uso civfl".
El proyecto del SDI tiene previsto un coste de 50.000 millones de dólares. "Aunque Reagan ha dicho que costaría 15.000 millones de dólares, todo el mundo sabe que son de 50.000 millones de dólares para arriba", precisa Velarde, que cree que el desarrollo del SDI acabará beneficiando a la fusión por confinamiento inercial.
El presupuesto norteamericano para el año 1986 en fusión por confinamiento magnético ha sido reducido en un 25% o un 30%; el presupuesto para confinamiento ínercial ha sido también reducido en un 50% en lo que correspondía al Departamento de Energía. En cambio, el Departamento de Defensa no ha dado nada al primero y ha implicado a la investigación de fusión por confinamiento inercial en el proyecto de la guerra de las galaxias. "Quieren responder a un problema energético, pero también quieren resolver un problema militar. Separarlo es muy diricil en Estados Unidos", estima Velarde.
Si no hubiese existido la aplicación para la iniciativa de defensa estratégica, se puede calcular que entre los años 2010 y 2030 podría entrar en funcionamiento el primer reactor demostrador de potencia.
El comercial entraría en funcionamiento algo más tarde. "Ahora, si los americanos siguen adelante con la iniciativa para defensa estratégica, puede estar disponible para finales de siglo", apunta el catedrático.
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