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Hugo Bánzer, con billete de ida y vuelta

Antonio Caño

La Iglesia católica boliviana propuso el pasado miércoles su mediación para poner fin a la huelga general que mantiene paralizada Bolivia desde el pasado 8 de marzo, según anunció a la Agencia France Presse el arzobispo de La Paz, Jorge Manrique. La Central Obrera Boliviana (COB) ha advertido, por su parte, que no volverá a negociar con el Gobierno hasta que éste no ordene la retirada de, las tropas desplegadas en la capital como medida preventiva. El presidente boliviano, Hernán Siles Zuazo, manifestó que esta medida "no ha sido fruto de la intransigencia, sino de la prudencia inspirada por la realidad". Un enviado especial de EL PAÍS visitó recientemente Bolivia.

La crisis económica y política que sufre Bolivia y la caída de la popularidad del Gobierno de izquierda presidido por Siles Zuazo, que llegó al poder en 1982 rodeado del entusiasmo popular, ha convertido al general Hugo Bánzer Suárez, el ex dictador que dejó el poder en 1978, en el principal candidato a la victoria en las elecciones legislativas y municipales previstas para el próximo 14 de julio. Todos las sondeos, incluidos los elaborados por la izquierda, dan a Bánzer como ganador con el 30% de los votos aproximadamente."Cada automovilista al que los estudiantes abordan en la puerta de la universidad para cobrarle el impuesto revolucionario en pro de la huelga general se convierte automáticamente en un votante de Bánzer", opina un diplomático extranjero en La Paz. La capital del país, así como las grandes ciudades, Santa Cruz y Cochabamba, que conocieron un período de cierto esplendor económico durante los siete años de gestión de Bánzer, están prácticamente decididas en favor del partido del general, Acción Democrática Nacionalista (ADN).

Bánzer, del que dicen que cuando se fue del Gobierno se prometió a sí mismo volver por la puerta grande, tiene votantes entre la modesta clase media urbana, entre los empresarios dudosos de la eficacia de un Gobierno centrista presidido por Víctor Paz Estenssoro, entre los taxistas, entre los funcionarios públicos y las cholas (mestizas) que venden productos de contrabando en las aceras del centro de La Paz; en general, entre todo el que dispone de algún medio de subsistencia y que ahora se encuentra arruinado por una inflación que en dos años y medio ha sido del 50.000%.

Desde hace un año resultaba evidente que la guerra establecida entre el presidente Siles y Su ex vicepresidente, Jaime Paz Zamora, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), redundaba en beneficio de Bánzer; que el ascenso del trotskismo a la dirección de la COB en detrimento del moderado partido comunista era positivo para Bánzer, y que la crisis económica, propia o heredada, acabaría por contribuir al aumento de la popularidad del ex dictador.

Cuando la victoria de ADN se ha presentado como un hecho inevitable, la extrema izquierda ha lanzado una ofensiva para impedir las elecciones, y la izquierda gubernamental se ha puesto en marcha con el objetivo de evitar una victoria por mayoría de Bánzer que le permita ser presidente sin esperar a la votación del Parlamento.

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Pactos parlamentarios

De acuerdo con la Constitución boliviana, si ningún partido obtiene mayoría absoluta en las urnas, el presidente debe ser elegido por los diputados, como fue el caso de Siles Zuazo. El MIR, el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI), el partido comunista y el propio MNR están tácitamente de acuerdo en votar al mejor situado de ellos para evitar la presidencia de Bánzer. En ese caso, Víctor Paz y su sobrino Jaime Paz son los que más opción tienen.Entre los partidarios de ADN hay que incluir también a Estados Unidos. El general Bánzer participó como invitado en la última convención del Partido Repúblicano estadounidense. Una comisión de este partido visitó recientemente Bolivia y se entrevistó exclusivamente con representantes del partido de Bánzer, en contra incluso de la opinión de la Embajada norteamericana en La Paz, que aconsejó un encuentro con el MNR.

William Lofstrom, consejero político de la representación diplomática de Estados Unidos, afirma que la preocupación oficial de su Gobierno en Bolivia es "la supervivencia de la democracia, y no porque el próximo Gobierno pueda ser de derecha". "No nos importa quien gane, lo que nos importa es que el proceso sea limpio. Nosotros no hemos favorecido a ninguna tendencia política", añade.

Eudoro Galindo, cadete de una escuela militar de Estados Unidos, candidato a la vicepresidencia con Bánzer, desmiente las acusaciones que se hacen contra su líder y se esfuerza por despejar el temor de que un Gobierno de ADN pueda ser una dictablanda. "El general Bánzer es un hombre de profundas convicciones democráticas", dice.

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