El historiador Franco Cardini considera que lo imaginario debe ser objeto de estudio

Franco Cardini, profesor de Historia Medieval en la universidad de Florencia y autor de obras como Alle radici della cavallería medievale (1981) y Magia, brujería y superstición en el Occidente medieval (Península, 1983), considera que es preciso estudiar el mundo de lo imaginario y lo maravilloso de las sociedades como algo mensurable y susceptible de ser racionalizado y cuya fuerza sería socialmente peligroso subestimar. Cardini ha permanecido unos días en Barcelona, donde ha pronunciado una conferencia sobre L´immaginario della cavalleria en el marco del ciclo dedicado al mundo imaginario en la Edad Media.

"Lo imaginario no es algo irracional, tiene sus propias reglas y por tanto es mensurable y puede ser perfectamente objeto de estudio. Está a menudo en las raíces de nuestro comportamiento y sería muy peligroso a nivel social subestimar su fuerza", afirma Franco Cardini, que recordó "cuánto de imaginario y de fantástico hubo en una revolución como la francesa".El profesor aborda lo imaginario a través de lo que constituye su principal campo de estudio: la historia de las mentalidades, término del que se sirve a menudo, aunque advierte: "En Italia, utilizamos el singular: historia de la mentalidad".

Según Cardini, que espera que esta afirmación no se entienda como una declaración ideológica, "la historia de las mentalidades tiene necesidad de la social, de la historia de las clases". Para ser válida, además, "debe apoyarse en una multitud de disciplinas como la psicología, la antropología cultural o la historia del arte". Esta metodología de trabajo "aclara un malentendido: a menudo se cree que la historia de las mentalidades puede ser una resurrección de la vieja historia de las ideas, claramente no se trata de eso", afirma Cardini. El profesor considera que la historiografía italiana y la española "están tradicionalmente enfermas de filosofía" y señaló que en Italia fue Benedetto Croce, teorizador de la historia filosófica, "el responsable de cierta tendencia a la ideologización de la historia".

El caballero y la bruja

Cardini, que no se siente miembro de la nouvelle histoire aunque reconoce leer con interés sus trabajos, juzga que una parte de la historiografía francesa atraviesa actualmente por una fase en la que corre el peligro de caer en una especia de psicohistoria, "a causa de sus intentos de llevar a cabo historia de las mentalidades presciendiendo de la relación entre la historia profunda y la social".

La brujería y la caballería son dos de los temas que Cardini ha abordado con mayor interés. El profesor considera que la bruja y el caballero deben ser estudiados a nivel histórico (pues ambas figuras poseen una dinámica racionalmente comprensible y explicable), pero también como formas, como figuras teóricas comunes a muchas culturas y que "cada civilización, cada clase, hace lo posible por encarnar".

Cardini subraya la necesidad de observar estasformas en las distintas culturas y analizar qué función cumplen. A continuación, se refiere al caballero, al que considera "una figura de lo imaginario, un término ético que, como el revolucionario en estado puro, no ha existido nunca" y lo contrasta con el guerrero, "el profesional de la guerra, un técnico que no precisa que su causa sea justa para triunfar".