EE UU desaloja a parte de su personal en la Embajada de Beirut tras las amenazas shiíes
La evacuación parcial del personal de la Embajada de EE UU en Líbano pone de relieve la credibilidad de las amenazas formuladas por grupos radicales shiíes. Estas amenazas se produjeron tras el veto, el martes, de la representante norteamericana ante las Naciones Unidas, Jeane Kirkpatrick, que impidió la adopción de una resolución libanesa que condenaba la actuación israelí contra los civiles del sur de Líbano ocupado.
BeirutAnunciado el jueves por la noche por el Departamento de Estado y confirmado después por Mark Foulon, portavoz de la Embajada, el traslado a Chipre, en helicópteros, de 18 diplomáticos y agentes de seguridad se produjo el mismo jueves y tal vez continúe en los próximos días, aunque ayer el jefe de misión y una decena de personas adscritas a la Embajada seguían aún allí.Ningún miembro de la colonia norteamericana residente en Líbano -que hace tan sólo dos años superaba las 5.000 personas y que actualmente se eleva a tan sólo 1.400, la mayoría de ellas con doble nacionalidad- ha sido hasta ahora evacuado.
El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, achacó la decisión "a la inseguridad que reina en Beirut Este", el sector cristiano de la capital donde está situada la Embajada y del que se apoderaron el miércoles los partidarios de Samir Geagea, un jefe de milicia cristiano opuesto a la política prosiria del presidente Amín Gemayel.
Pero la aparición de la rebelión en las filas cristianas no es más que un pretexto, opinan los observadores, con el que la Administración norteamericana disimula las verdaderas razones de su decisión: las amenazas recibidas por parte de movimientos confesionales musulmanes, muy parecidas a las que ya profirieron en abril de 1983 y septiembre de 1984. En esas fechas, la representación diplomática de EE UU fue volada en dos ocasiones, con un resultado global de 72 muertos -entre ellos 19 norteamericanos-, cuya ejecución reivindicó la misteriosa organización terrorista Yihad Islámida.
Tras la explosión de un cochebomba, el viernes 7, en el barrio integrista shií de Bir el Abed, que causó la muerte de 78 personas e hirió a otras 200, aparecieron en el lugar de la tragedia grandes carteles que decían en inglés: "Made in USA" y "Muerte a EE UU".
Cuarenta y ocho horas después de la tragedia, la Administración republicana conseguía que las fuerzas de la ONU destacadas en Líbano meridional trasladasen a Israel a los 36 norteamericanos -17 militares y 19 civiles- adscritos al cuartel general de los cascos azules en Nakura.
Después del veto norteamericano, toda la jerarquía religiosa shií y hasta algunos dirigentes palestinos, como George Habache, pidieron al Gobierno libanés, al mundo árabe y a los países islámicos en general que rompiesen relaciones con Washington, al tiempo que el Partido de Dios (integrista shií libanés) exigía públicamente a EE UU que abandonase Líbano.
El sentimiento antinorteamericano condujo probablemente a algún grupo islámico a secuestrar por error el jueves por la noche a un ciudadano británico, Geoffrey Nash, de 60 años de edad, según dio a entender el portavoz de la Embajada del Reino Unido. [Otro ciudadano británico, cuya identidad se desconoce, fue secuestrado ayer por cinco hombres armados en el sector musulmán de Beirut, según informó Reuter anoche.]
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