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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Leyenda vasco-francesa inspirada en una canción popular

Este primer largometraje de José Ángel Rebolledo se inspira, al parecer, en una canción popular vasca del siglo XVII según la cual una mujer joven, viuda desde el mismo día de su boda, convivió con el cadáver de su fugaz esposo a lo largo desiete años, "de día sobre el suelo y de noche entre mis brazos". La película, no obstante, va más allá, abriendo esa inspiración a otras posibilidades históricas y dramáticas: de un lado, la Inquisición, con sus cegatas acusaciones de brujería, y de otro, las relaciones en el tiempo de un conjunto de personajes que frustran en sus metas los sueños que habían anhelado.

Resonancias míticas

Fuego eterno

Guión y dirección: José Ángel Rebolledo Fotografía: Xabier Aguirresarobe. Música: Alberto Iglesias. Intérpretes: Ángela Molina, Imanol Arias, François-Eric , Gendron, Ovidi Montlior, Myriam Maeztu, Montserrat Salvador. Drama. España, 1985.Locales de estreno: Amaya, Tívoli e Infantas. Madrid.

En un clima de resonancias míticas, Fuego eterno ofrece los aspectos de su trama interrumpiendo la narración con frecuentes saltos temporales o con elipsis que sintetizan sus aspectos más importantes.En torno al núcleo central se acumulan apuntes de historias paralelas, complementos a veces de la primera y sólo laterales en las demás ocasiones. El conjunto corre así el riesgo de cierta confusión, ya que el espectador, de hecho, ignora hasta el final el punto inspirador de la película, así como la identidad del joven canónigo que, 30 años después de los hechos, investiga el proceso sufrido por la desposada.

Las secuencias se suceden sin invitar a la complicidad emocional y dificultando la fácil comprensión de cuanto circula por la pantalla. Es después de acabada la proyección cuando puede reconstruirse en su linealidad lo que Fuego eterno encierra, aunque con la sugerente sospecha de que otros elementos han sido concebidos por Rebolledo sin una ajustada transcripción cinematográfica.

Excelentes actores

Por momentos, Fuego eterno es un filme inquietante, si el espectador se deja conducir por la fascinación de algunas de sus imágenes, la sensible composición que de sus personajes hacen los actores centrales, Imanol Arias y, especialmente, Ángela Molina, y el ambiente irreal, de leyenda, que preside la película. Pero en su irregularidad también encierra Fuego eterno ese hermetismo narrativo, distanciador del drama -o de los dramas-, y deslavaza sus intenciones sin concitar el necesario fervor.Una primera obra cinematográfica suele adolecer de tales impericias narrativas, aunque en el caso de Fuego eterno sean más consecuencia de su deseada incomunicación (lo que supondría una distinta intención estética en José Ángel Rebolledo) que de reales debilidades técnicas.

El filme es un producto seriamente profesional de la mano del productor Imanol Uribe, del responsable de la fotografía, Xabier Aguirresarobe, del figurinista Gerardo Vera y de los espléndidos actores secundarios François-Eric Gendron, Myriam Maeztu, Ovidi Montllor, Montserrat Salvador, Juana Ginzo y Walter Vidarte. El conjunto, sin embargo, no acaba de encontrar una combinación acertada, frustrando, quizá, sus expectativas.

Fuego eterno, filme curioso, sugestivo, a medio camino entre logros y promesas, supone la carta de presentación de un cineasta original que no se conforma con abundar en los moldes narrativos habituales.

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