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El Ejército de Tierra, desplazado del mando de las fuerzas armadas argentinas

La designación del brigadier Teodoro Waldner como jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Argentina cerró ayer la crisis militar que se prolongó durante una semana. El Gobierno del presidente Raúl Alfonsín reaccionó con energía y consolidó la supremacía del poder civil.Este nombramiento está considerado histórico, ya que por primera vez la fuerza aérea desplaza al Ejército de Tierra al frente de la conducción de las tres armas castrenses argentinas.

El detonante de los relevos ordenados por Alfonsín como comandante en jefe de las fuerzas armadas, tal como establece la Constitución argentina, fue la liberación del teniente de navío Alfredo Astiz, dispuesta por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. El tribunal militar consideró que Astiz, acusado por su participación activa en el secuestro y la muerte de la joven sueca Dagmar Hagelin durante la llamada guerra sucia contra la guerrilla, ya había sido juzgado en 1981 -durante la dictadura- por esta causa sin que se pudiera probar su responsabilidad.

Cuando el consejo comunicó esta resolución al ministro de Defensa, Raúl Borrás, el capitán Astiz volaba ya hacia su destino en el portaviones 25 de Mayo, fondeado en el puerto de Belgrano, 600 kilómetros al sur de Buenos Aires. El ministro dio por concluida la audiencia que había concedido a los miembros del tribunal militar y les ordenó, enfurecido, que se retirasen de su despacho. Inmediatamente fue convocado el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Fernández Torres, quien se negó a intervenir y fue pasado a la situación de retiro. Su posible sucesor, el general Pianta, aceptó en principio el cargo, pero luego lo rechazó y también fue relevado.

En poco menos de 48 horas el Gobierno descabezó a la cúpula del Ejército, que tras designar al general Héctor Ríos Ereñú, un alto oficial considerado leal por su continúa defensa del sistema democrático, provocó el paso a la situación de retiro obligado de otros cinco generales considerados más antiguos que su nuevo jefe.

Proceso inminente

Los altos jefes militares pasados a situación de retiro, que ya suman más de 50 entre generales, almirantes y brigadieres desde que entrara en funciones el Gobierno democrático, no eran portavoces sólo de la inquietud por la reducción del presupuesto para las fuerzas armadas, los bajos salarios o la imposibilidad de reequipamiento para enfrentar el "rebrote del accionar subversivo". La verdadera causa de la crisis es el inminente comienzo del juicio civil contra los ex miembros de las juntas militares que encabezaron la dictadura entre 1976 y 1983.La trascendencia pública de esos juicios y las derivaciones de las causas pondrá nuevamente en evidencia el terrorismo de Estado aplicado en Argentina en ese trágico período y determinará también el grado de responsabilidad que le cabe a los mandos castrenses.

La campaña de intoxicación, constante y metódica, de la ultraderecha civil contribuye a mantener la tensión en las filas militares.

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