El mundo taurino comienza la ofensiva para tener su quiniela
Los estamentos taurinos, principalmente el empresarial y el ganadero, han iniciado la ofensiva de la quiniela taurina, que todos ellos consideran panacea para resolver cuantos problemas tiene el espectáculo, principalmente los económicos. Llevan unos 20 años dándole vueltas al proyecto de quiniela.Sin embargo, después de tanto hablar de la cuestión sin que nadie supiera llevarla a la práctica, el paso más importante lo han dado en este principio de temporada con el fichaje de Manuel de Benito, hasta hace unos meses gerente de la Sociedad de Fomento y Cría Caballar, secretario general del comité organizador del Mundial 82 de fútbol y con anterioridad promotor de baloncesto.
El mundo del toro ha adoptado la sorprendente decisión de buscar el gestor que necesita fuera de las familias taurinas, contratando uno de los más acreditados en el mundo del deporte.
Los estamentos taurinos, y con ellos Manuel de Benito, ven en la quiniela taurina una sustanciosa fuente de ingresos, pero también la posibilidad muy cercana de ir ganando ambiente y público para los festejos taurinos, igual que ha sucedido en el baloncesto y en las carreras de caballos.
La experiencia vivida en las mencionadas disciplinas es válida como ejemplo a seguir, y factible su traslación al mundo taurino. Según De Benito, de unos 2.000 espectadores que registraba el hipódromo de La Zarzuela, de Madrid, cada tarde de carreras en 1983, en 1984 pasó a tener 18.000. La implantación de la quiniela hípica y la colaboración de RTVE fueron las principales causas desencadenantes de este éxito espectacular.
También la necesita el espectáculo, que cada año reúne más de 15 millones de espectadores y aún son pocos para el volumen de sus presupuestos. La quiniela taurina será inviable si no se crea un ente que reúna todos los estamentos de la fiesta, donde se trabaje con profesionalidad y rigor. El propio reglamento ha de reformar cuanto contempla sobre la concesión de trofeos, para que ésta se efectúe con criterios objetivos, a fin de que los resultados de las corridas no dependan tanto de las veleidades del público, del talante de cada presidente y hasta de la picaresca, como ahora sucede.
Las características de la apuesta aún no están decididas, aunque los promotores parecen decidirse por basarla en una relación de 12 o 16 toreros, seleccionados entre los que actúen el domingo. El apostante habrá de acertar el resultado que obtengan en su primer toro, sobre estas tres opciones: ningún trofeo, una oreja o dos orejas. El reparto de los ingresos sería un 55% para premios, alrededor del 20% para gastos de gestión, y el resto revertiría al espectáculo.
Los promotores de la quiniela taurina gestionan estos días la autorización del Gobierno, y si la consiguen, su proyecto es ponerla en vigor los meses de julio, agosto y septiembre.
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