Fernando Fernán-Gómez obtiene un Oso de Plata en el festival de Berlín por 'Stico'
Un unánime y sonoro aplauso fue dedicado al actor Fernando Fernán-Gómez por el Oso de Plata que obtuvo en el festival de cine de Berlín por su creación del esclavo Stico en el filme de Jaime de Armiñán. Las películas premiadas del festival no han sido especialmente sorprendentes, dado que estaba previsto que hubiera algunas sorpresas. El tono tibio de la competición, donde ningún filme destacó sobre cuantos podían ser premiados, se ha extendido a los propios premios. El Oso de Oro fue compartido por Wetherby, de David Hare (Reino Unido), y La mujer y el extranjero, de Rainer Simon (República Democrática Alemana).
DIEGO GALÁN ENVIADO ESPECIAL, Las reacciones del público han sido dispares. Desde el fuerte pateo al Oso de Plata a Robert Benton como mejor director por Un lugar en el corazón (un folletín antiguo protagonizado por una intrépida viuda, un ciego y un negro), a aplauso a Fernando Fernán-Gómez, los matices variaron.Indiferencia ante la mención especial a Pizza conexion, de Damiano Damiani (Alberto Sordi en el jurado), aplausos de solidaridad a la del actor turco Tarik Akan, actualmente en la cárcel (el crítico de aquel país Onat Kutlar, miembro del jurado), y descanso ante la mención a los diálogos de Los niños, de Marguerite Duras (Jean Marais, el presidente), dado el temor de que la respetada cineasta no figurara en la lista: su filme, que entusiasmó a pocos, tiene el vigor de lo nuevo y una simpática originalidad en su planteamiento.
En cualquier caso, el cine francés ha obtenido un claro rechazo en el jurado. La Duras no figura de forma destacada, mientras que no son citados Jean-Luc Godard ni Michel Deville. Hay, pues, una opción común entre el húngaro Istvan Szabó, el sueco Max von Sydow, el español Luis Megino, los alemanes Chris Sievernich, Ingrid Scheib-Rothbart y Wolfgang Kohlohaase, el soviético Rejimantas Adomaitis y los ya citados componentes de la mesa de deliberaciones, que han dirigido s s discusiones hacia filmes de corte más tradicional. No son discutí es por ello, dadas las ofertas opuestas.
Alumnos aplicados
El festival ha sido de alumnos bien aplicados. La compartida matrícula de honor, Oso de Oro, ha recaído en dos sólidos ejercicios de fin de carrera: Wetherby, de David Hare (Reino Unido), y La mujer y el extranjero, de Rainer Simon (República Democrática Alemana). Los filmes son sensibles en sus ex posiciones y están salpicados de ciertas notas de fascinación. Pero Wetherby es heredero de un Losey del que no se adquirió su impronta creativa, y La mujer y el extranjero el intimismo dramático propio del cine del Este, con frecuencia emotivo, pero rara vez realmente turbador.
La cita al filme húngaro, premio especial del jurado, Flor de quimeras, que a nadie molestó y a pocos hizo aplaudir, es una nueva muestra del respeto a dicho género melodramático, que en este caso se centra en el conflicto de un ex soldado políticamente enfrentado a su familia tras la guerra de independencia de mediados del pasado siglo.
El Oso de Plata concedido al filme sueco Ronya, la hija de ladrones, enlaza con los anteriores en su herencia de un cine blanco y fantástico, especialmente dedicado a la infancia, en el que no faltan elementos de diversión: unos enanos tipo Gremlins, que resultan entrañables. Sentido conservador repetido en el Oso de Plata a la calidad artística de El descendiente del leopardo de las nieves, filme que prolonga la tradición soviética en torno a leyendas medievales y convivencia del hombre con la naturaleza. Junto al cine francés, el gran perdedor ha sido el de la República Federal de Alemania, que presentó cinco títulos.
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