Indiferencia ante los premios de esta noche del festival de Berlín

La sensación de que el 35º Festival de Cine de Berlín no estuvo a la altura de anteriores ediciones planea sobre los comentaristas de la sección informativa, en espera de los premios que deberán ser entregados esta noche, en la sesión de clausura. Las apuestas sobre las películas que serán galardonadas carecen del calor de polémicas precedentes. Que los filmes de los veteranos Jean-Luc Godard y Marguerite Duras sean considerados los más jóvenes se interpreta como un signo pesimista.

Je vous salue, Marie, de Godard, y Los niños, de Marguerite Duras, son, a la hora del resumen, las películas más jóvenes de la muestra, lo que, dada la veteranía de estos autores, resulta un dato desesperanzador, al margen, naturalmente, de la opinión sobre cada filme concreto. Los juicios sobre obras de cierta complejidad son de difícil precisión ante la avalancha de películas proyectadas.Han sido escasas las comedias en la sección oficial. Los ligones (Heartbreakers), del norteamericano Bobby Roth, una suerte de sainete "a la madrileña" en el que dos amigos treintañeros viven fuertes crisis en sus historias amorosas y comienzan a sentirse solos; la española Stico, de Jaime de Armiñán, que ha significado un claro triunfo para su protagonista, Fernando Fernán-Gómez -que ya obtuvo el premio de interpretación en este festival, en 1976, por su trabajo en El anacoreta, de Juan Estelrich-, y la delirante Brasil, de Terry Gilliam, uno de los Monty Phyton, presentada fuera de concurso y seguramente en versión más larga -dos horas y media- de la que será comercializada, han sido las aportaciones a un cine de humor.

El resto ha abundado más en el melodrama: Un lugar en el corazón, de Robin Benton, más cerca del folletín; La mujer y el extranjero, de Rainer Simon, de la RDA, con más sensible equilibrio; Wetherby, del británico David Hare, con la distancia narrativa marcada en el cine de Losey, entre otras. Renace el género melodramático, si es que perdió su vigencia alguna vez.

En las secciones paralelas del festival, especialmente el Forum, se han mostrado tendencias de corte diverso. A pesar de ello, generalizando, podría identificarse como cierta constante su notable preocupación por las minorías étnicas y sexuales. Malek se va, de Jeanine Meerapfel, sobre el racismo alemán con los emigrantes, en este caso turcos; La época de Harvey Milk, del norteamericano Robert Epstein, sobre la discriminación de homosexuales en su país; La mujer del hotel, de la canadiense Lea Pool, sobre los conflictos de la mujer... Es frecuente que estas películas prefieran el documento a la dramaturgia, aunque para tratar el primero se utilicen técnicas propias de la narrativa.

Durante todo el festival, y como apoyo al ciclo sobre películas destacadas por sus efectos especiales, se ha abierto una exposición en la que se han podido contemplar maquetas, manos falsas, naves espaciales y un sinfín de recuerdos relacionados con el cine fantástico. Un buen ciclo que, no obstante, ha entristecido a numerosos asistentes al festival: entre lo mostrado en la retrospectiva había ya muchas películas que conocieron el día de su estreno. Un síntoma de vejez.