Discrepancias sobre los roces entre las fuerzas encargadas del rescate

El consejero vasco de Interior, Luis María Retolaza, reconoció ayer que "han existido roces entre diversos cuerpos" encargados del rescate de las víctimas del avión accidentado el martes en Vizcaya. El presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, y el gobernador de Vizcaya discreparon de esa opinión.Dentro de la descoordinación entre las fuerzas que intervinieron, se produjeron incidentes y forcejeos: efectivos de la policía autónoma impedían el paso a una columna del Ejército; los miembros de Protección Civil tuvieron prohibido llevar sus vehículos al lugar del suceso; un ertzaina exigió la documentación al escolta que ocupa ba el coche blindado del gobernador civil; y un cabo de la Guardia Civil hizo ademán de sacar su pistola ante un sargento mayor de la Ertzantza (ver EL PAIS de ayer).

José Antonio Ardanza desmintió ayer en Madrid -donde se en trevistó con el Rey- tales des coordinaciones. Ardanza insistió ante los informadores: "Lo que ocurrió fue que durante bastante tiempo el juez no permitió que nadie interviniera, por lo que se acordonó toda la zona hasta que el juez autorizó comenzar las labores de rescate".

Por su parte, el gobernador civil de Vizcaya, Ignacio López, declaró a Efe que la colaboración entre la Guardia Civil y la Ertzantza (policía autónoma vasca) fue "extraordinaria".

No obstante estas afirmaciones, para quienes intervinieron en las tareas de rescate de las víctimas del accidente quedó clara la falta de directrices concretas sobre atribución de responsabilidades.

Igualmente, estas persnas ex presaron la existencia de rivalidades entre los distintos cuerpos policiales y otros organismos implicados; y manifestaron que hubo duplicidad de funciones, desconcierto generalizado y visibles tensiones en las primeras gestiones oficiales.

Tras los primeros momentos de nerviosismo, la descoordinación fue algo menor desde que fue descartada definitivamente la posibilidad de hallar supervivientes, lo que permitió retirar parte de los efectivos movilizados y concentrar las fuerzas disponibles en el lugar del accidente, donde permanecieron 700 personas.